Rose Wilder Lane: Una historia de amor con la libertad

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Autor: Paola Andrea Piotti Balderrama

A comienzos de los años 70 el mundo conoció a Laura Ingalls a través de la famosa La pequeña casa  en la pradera, una saga de libros, una película y una serie bastaron para popularizar las aventuras de la pionera, convirtiéndola en un hito cultural de la época, sin embargo, a pesar del reconocimiento del que goza tanto la serie como su autora, poco se sabe de quién fue la pieza fundamental para motivar a su madre a plasmar su vida en las páginas: Rose Wilder Lane, la bebé Rose del octavo libro de la saga, y cuya historia de vida es tan enriquecedora como la de la propia Laura.

Para quien se haya topado en alguna ocasión con material de La pequeña casa en la pradera, no resultará una sorpresa que la situación socioeconómica del matrimonio Wilder-Ingalls no era la mejor. En la época que Rose nació, allá por el diciembre de 1886, la familia atravesaba etapas complicadas debido a las malas cosechas, lo que se tradujo en dificultades económicas, enfermedades y otros problemas que acompañaron a la primogénita durante sus años escolares. A pesar del ambiente conflictivo, con constantes mudanzas y casi nula estabilidad, Rose demostró un espíritu inquieto, ansia de conocimiento y gran intelecto, que le hizo destacar en las reducidas clases de su formación inicial, culminando con la calificación más alta de la secundaria.

La situación económica de su familia no le permitió asistir a la universidad, pero esto no mermó el entusiasmo autodidacta y la energía que la joven albergaba. No hubo oficio al que no le echara mano a fin de ganar unos centavos, siendo el inicial la telegrafía. Terminó acercándose al periodismo y escritura a través de su esposo, quien poseía está profesión y con quién adquirió un estilo de vida nómada llevándolos a recorrer varias ciudades distintas. Este hábito le acompañaría a lo largo de su prolífica carrera. Sobre su matrimonio con Gillette Lane poco se puede decir, el afrontar la pérdida de su único hijo en pareja al nacer prematuro, la posterior infertilidad de Rose y la incompatibilidad de sus deseos y motivaciones llevaron a la capitulación de la unión a los años de haberse establecido. En el registro de su diario, Rose dejaría constancia de este periodo sombrío, que le llevó incluso a un intento de suicidio, que para su fortuna y la de todos quiénes hemos disfrutado sus obras, resultó infructuoso.

Inició como asistente de redacción en el San Francisco Bulletin, donde alcanzaría reconocimiento como escritora de cuentos y editora, tras su divorcio, renunció, y comenzó su carrera como escritora independiente, para posteriormente, desenvolverse como escritora de viajes.

En el plano político, durante su juventud y temprana adultez, Wilder Lane poseía un aprecio y admiración genuinos por el socialismo y comunismo, incluso estuvo a punto de iniciar una militancia política al respecto. No fue hasta su viaje a la Unión Soviética como corresponsal que tras compartir experiencias y relatos de primera mano con sus hospedantes su visión cambió diametralmente. A su retorno a Estados Unidos, ya se había convertido en una ferviente defensora de la individualidad y aquello que llamó “el poder creativo de la energía humana”.

Son sus escritos en The Pittsburgh Courier, el semanario afroamericano más importante de la época, los que despertaron admiración y sorpresa. Sus columnas eran semanales y en ellas analizaba la relación entre la lucha por la libertad individual y la causa racial, afirmando que era justamente entre las personas afroamericanas que se entendía a cabalidad el valor de la igual dignidad humana y libertad. Recopilaba historias de éxito de la comunidad afrodescendiente para ilustrar los beneficios de una sociedad de libre mercado. En una de sus columnas, relató la historia de Robert Lee Van, el fundador de The Pittsburgh Courier, explicando cómo un huérfano sin un centavo, perteneciente a una minoría históricamente rechazada, conseguía fundar el seminario más influyente en su comunidad y desafiar a través de este espacio, el pensamiento de la mayoría.  

Lane condensada en sus escritos críticas a las corrientes socialistas a la par que racistas, les acusaba de utilizar la falacia de la clase y la falacia de la raza para dividir a la sociedad, instrumentalizar políticamente los saldos y entorpecer la dinámica de la energía humana, que había sido la responsable de transformar el mundo y hacer posible lo imposible. Se presentó como opositora a lo que llamó “socialismo progresivo” en las reformas del New Deal, alertó de la similitud del sistema de seguro social con las estafas piramidales, y señaló que la intromisión del Estado en la educación solo podía ocasionar la pérdida de independencia, responsabilidad y valor de aprendizaje en los pupilos. En otra columna brillante titulada ¿Qué es esto, la Gestapo? Denunció las presiones políticas que sufría con visitas de oficiales ante sus incendiarias críticas al gobierno, realizando un alegato en favor de la libertad de prensa y expresión.

Radicalizó su modo de vida, renunció a escribir ficción comercial como protesta a los impuestos sobre la renta, y comenzó a trabajar de forma colaborativa con sus vecinos, permutando alimentos a modo de subsistencia para que el Estado no percibirse de ella el más mínimo centavo.

Su libro El descubrimiento de la Libertad: La lucha del hombre contra la autoridad (1943) es hasta hoy considerado uno de los textos fundadores del movimiento libertario norteamericano, lo que llevó a considerar a Lane una de las tres madres del Libertarismo moderno, junto a Isabel Paterson y Ayn Rand, de quienes era amiga cercana. En este libro, Rose realizaría una compilación de sus aportes en defensa de la causa de la libertad como valor medular que articula la vida humana. Luego, en Dadme Libertad (1944) abordaría su conversión del consumismo al liberalismo, y los principios fundamentales de ambas corrientes.

Lo cierto es que Lane vivió hasta el último de sus días en consonancia con sus ideas y principios. La fortaleza de su espíritu, su capacidad de reinventarse y la conversión de su postura, hacen que el relato de su vida se convierta en el mejor testimonio de romance con la libertad.

Bibliografía

ROSE WILDER LANE, The Discovery of freedom, (1943), The John Day Company, New York.

ROSE WILDER LANE, What is this: The Gestapo?, (1943), Associated Press.

ROSE WILDER LANE, Dadme Libertad, (1944), Unión Editorial, Madrid.

JIM POWELL, Rose Wilder Lane, Isabel Paterson, and Ayn Rand: Three Women Who Inspired the Modern Libertarian Movement, (1996), FEE Fundation for Economic Education.

MICHAEL ZIMNY, The Other Wilder: Rose Wilder Lane, (2017), SDPB South Dakota Public Broadcasting.


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