La cruel y triste realidad de nuestro país fue develada por la pandemia de coronavirus con toda su fuerza, y donde más golpea la desigualdad es, en una de las áreas más importantes para el crecimiento de un país: La Educacion.
Desde el 16 de marzo todos aquellos que asistían a edificios educativos, ya sea nivel inicial, primario, secundario, terciario y/o universitario han dejado de hacerlo, en este escrito y como profesor del nivel secundario asumo la responsabilidad de plasmar como está el estado de situación a lo largo y ancho de nuestro país, a más de 6 meses de decretada esta suspensión. ¿Cómo convertir un sistema educativo viejo y atrasado en un sistema avanzado que pueda funcionar en la virtualidad cuando no existen los recursos necesarios para hacerlo? ¿Cómo hacer cuando gran parte de los docentes no se encuentran capacitados para dicha tarea, cuando los sistemas educativos no tienen sistemas tecnológicos para trabajar de manera óptima y cuando gran parte de los estudiantes no tienen acceso a una conectividad eficiente ni dispositivos tecnológicos capaz de permitirles continuar su trayecto en educacion como lo harían en la presencialidad?
Mucho se ha hablado de que tenemos un sistema educativo anclado en el siglo XIX con docentes formados bajo las estructuras del SXX educando a estudiantes del SXXI y tal amalgama no es fácil de organizar, y si de un día para otro adoptamos las clases en la virtualidad cuando en la presencialidad peleábamos con borradores y tizas, con aulas y establecimientos en mal estado con claras y fuertes deficiencias económicas en todos los sectores, la tarea se presenta cuesta arriba desde el vamos.
Como primer punto a dejar en claro es que “se están dando clases”, los docentes nunca han dejado de trabajar, incluso muchos de ellos exceden las horas de trabajo que poseen, pero lo que si preocupa es que no todos los estudiantes están recibiendo clases, ya sea por problemas de conectividad, por falta de dispositivos tecnológicos o por hallarse en situaciones económicas muy precarias para adaptarse de un día para otro a una educacion virtual que requiere un proceso de acompañamiento docente, que sin los recursos necesarios es imposible lograr.
Y he aquí el punto principal que me motivo a escribir esta editorial, no veo a la clase dirigente argentina demasiado preocupada por resolver esta cuestión, todos somos conscientes de que los contagios por coronavirus van en aumento y que la situación es riesgosa, pero considero que más riesgoso es seguir perdiendo tiempo y no preparar el terreno para que estudiantes que se han “caído” del sistema puedan recuperarse y volver, generar protocolos, ideas innovadoras, acercamientos que le permitan a los estudiantes que no tienen la posibilidad de desarrollar las clases en la virtualidad, se encuentren en igualdad de condiciones con quienes si lo hacen. Muchos de los políticos (de todos los partidos y escalafones) se rasgan las vestiduras hablando de igualdad, bueno hoy la inacción de cada uno de ellos está generando que muchos chicos a lo largo y ancho del país pierdan oportunidades valiosas de formación, no se olviden que la educacion es la única arma con la que se puede aspirar a crecer y a superarse en esta vida.
A partir de un informe realizado por la CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) se releva que, de los más de 11 millones de estudiantes que conforman los niveles iniciales, primario y secundario solo 22.537 (el 0,2%) ha retomado las clases presenciales (esto ocurre en las provincias de La Pampa y Formosa).
Esto nos muestra que es urgente planificar de manera situada en cada territorio analizando las fortalezas y debilidades, el mapa de situación de contagios y por sobre todo el impacto que la educacion en la virtualidad ha provocado en aquellos estudiantes con mayores vulnerabilidades económicas. En un país donde se evidencia una situación por demás preocupante, ya que según estimaciones a nivel país la pobreza rondaría el 44% mientras que proyecciones de UNICEF plantean una pobreza infantil en torno al 63%, promover, profundizar y revalorizar la Educacion como la bandera desde la cual partir para lograr crecimiento y prosperidad es hoy más que nunca un grito que debiera ensordecer a la clase política dirigente que parece encontrarse muy acomodada en el “Palacio de Versalles”.
Para finalizar considero que es fundamental comenzar a pensar formas que permitan el retorno a las escuelas sobre todo para aquellos estudiantes que no han podido continuar avanzando en la virtualidad y para eso es necesario evaluar las medidas de distanciamiento, la alternancia en la asistencia a la escuela y la intermitencia en los procesos de reapertura.
Para esto, considero preciso retomar cinco pilares planteados por la CIPECC para planificar una etapa de educacion con distancia social y reapertura de las escuelas:
- Espacios seguros: Aplicando medidas de distanciamiento social, seguridad y contando con el equipamiento de elementos de higiene comenzar a trabajar en aquellas áreas donde las circunstancias epidemiológicas lo permitan.
- Justicia educativa: Compatibilizar un sistema mixto, en el cual los estudiantes que no hayan tenido dificultades con la virtualidad puedan continuar “desde casa”, permitiendo que los estudiantes que han estado desconectados y desprotegidos en tiempos de aislamiento que puedan acceder a ella.
- Flexibilidad: Toda apertura debe ir acompañada por un protocolo que planifique intervenciones concretas para mitigar posibles contagios y cierres de establecimientos.
- Creatividad: Plantear soluciones creativas en relación al uso de los espacios y el tiempo escolar.
- Confianza: Generar un dialogo entre todos los sectores involucrados, siempre con la férrea decisión de avanzar en pos del beneficio de los estudiantes, para garantizar la asistencia segura de cada uno de ellos y la tranquilidad de sus familiares.
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