Siglo XXI, año 2020, una época donde el ser humano tiene la oportunidad de vivir en las mejores condiciones en la historia de la humanidad. Sin embargo, muchas personas hoy en día no son más que parásitos. Parásitos que viven del Estado o de los demás individuos, sobreviviendo al mundo de la manera más vagamente posible, ignorando todo tipo de educación, de valores, y de propósitos.
¿Qué conlleva, entonces, ser un parásito del siglo XXI? Ser un parásito del siglo XXI implica no salir adelante, no tener mejores condiciones de vida. Adicionalmente, este convierte a las personas en fantasmas. Lo anterior provoca, a su vez, que la persona pierda valor, puesto a que una persona que no hace nada y se queda simplemente sentada, esperando que le lleguen las cosas, pierde su valor. Dicho valor se relaciona con la presencia, con los actos que realiza la persona, quien, del mismo modo, es capaz de ser autocrítica y buscar la manera de cambiar su propia realidad, con el fin de lograr unas mejores condiciones de vida, independientemente de lo que suceda a su alrededor. Es de ser este hombre selecto, al cual se refiere José Ortega y Gasset, de lo que carece un parásito del siglo XXI, el cual termina siendo, como lo denomina el mismo autor, un hombre masa.
Debido a todo esto, debemos dar la batalla de las ideas, enfrentar estas mentalidades de parásitos y a las personas que hacen que existan cada vez más más parásitos en nuestra sociedad: los políticos progresistas. Estos son los causantes de que las personas se conformen con un pequeño subsidio, y logran que la sociedad débil mentalmente sea cada vez más manipulable e ignorante de la verdadera realidad que se vive actualmente.
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