Libertad, sexo e identidad
El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, se eligió esta fecha porque el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud retiró a la homosexualidad de su Clasificación Internacional de Enfermedades. La homosexualidad había dejado de ser una enfermedad, pero no había dejado de ser ilegal.
Actualmente, en 71 países criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, exponiendo a millones de personas a riesgos de arresto, encarcelamiento y, en algunos casos, ejecución. Siendo el sexo un aspecto singularmente privado de la vida, resulta más que intolerable que los gobiernos pretendan regular y legislar el comportamiento sexual de las personas.
Alexis Hernández Voluntario de EsLibertad. Estudiante de derecho. |
Estas leyes son imposibles de cumplir y arbitrarias, no se puede formular una ley en base a características de las personas que no pueden cambiar, pues pertenecen a la esfera íntima de su identidad. Sería tan absurdo como la existencia de una ley para encarcelar o asesinar a todos los pelirrojos. Todos estaríamos de acuerdo que sería de lo más perverso condenar a una persona por aspectos que no puede —ni tiene el deber— de cambiar; y, sin embargo, hay personas que apoyan estas leyes homofóbicas. Pero la agresión contra los derechos es una agresión, independientemente de cuántos ciudadanos estén de acuerdo con la opresión.
Estas leyes atentan contra uno de los preceptos fundamentales del credo libertario: El derecho absoluto de cada hombre a la propiedad de su cuerpo. La libertad sexual emana de esta propiedad, es el derecho a la libertad de elección sexual del individuo, es la facultad de la persona para autodeterminarse en el ámbito de su sexualidad. «¿Quién soy?» y «¿Qué me gusta?» son preguntas que solamente el propio individuo puede responder y ni el estado ni otro individuo debería coaccionarlo.
La única limitación de las libertades sexuales es la libertad ajena. Y como la libertad sexual forma parte de los derechos individuales inalienables, el ejercicio de estos no puede ni deben violar los derechos de otro.
El panorama, aunque diverso es generalmente desalentador. En los países dónde no es ilegal ser homosexual se les considera ciudadanos de segunda clase, pues no tienen los mismos derechos. Las personas de la diversidad sexual no tienen acceso al matrimonio y los beneficios que este otorga, como la seguridad social, atención médica, herencia, derecho a tomar decisiones de emergencia sobre la salud de su pareja; además de otros, como la adopción.
La postura del estado sobre los homosexuales, aunados al constante acoso de las iglesias no hace más que alentar los crímenes por odio. Es decir, aquellos que son cometidos en función de un determinante, la diversidad sexual.
Se desconoce el alcance y la magnitud de las agresiones asociadas a la orientación sexual y a la identidad o expresión de género diversas, debido a la ausencia de sistemas oficiales de recolección de datos. Son las organizaciones civiles y comunitarias las que con los pocos recursos a su disposición recaban estos datos.
Según el más reciente informe Violencia, Impunidad y Prejuicios. Asesinatos de personas LGBT en México, en los últimos cinco años, de enero de 2013 a diciembre de 2017, al menos 381 personas LGBT fueron asesinadas en el país por motivos presuntamente relacionados a la orientación sexual o a la identidad y expresión de género percibida de las víctimas. Esto significa que al menos 76 personas LGBT son asesinadas al año en nuestro país, lo que equivale a 6 homicidios por mes; lo que convierte a México en el segundo lugar de crímenes por homofobia en el mundo.
El rasgo distintivo que caracteriza a los homicidios de personas LGBT es la saña con la que son cometidos. Abuso sexual, marcas de tortura son bastante comunes en estos crímenes, donde solamente en el 10% de los casos se menciona al crimen de odio como posible línea de investigación.
A pesar de los avances importantes en el acceso a la justicia por parte de las víctimas y en la atención de la violencia en contra de las personas LGBT, aún son insuficientes para responder adecuadamente a este grave y complejo problema sustentado en prejuicios sociales muy arraigados. Promover las libertades inherentes que tenemos como individuos, sin importar las mayorías que se alcen para negar estos derechos parece ser lo mejor que podemos hacer.
El estado no puede seguir controlando la sexualidad, ni la libre elección de la pareja de los individuos; mucho menos condenarlo por ello. La libertad para ser y amar es sólo competencia del individuo.
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Esta publicación representa únicamente las opiniones del autor y no necesariamente la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog de Estudiantes por la Libertad abogamos por el respeto a la libertad de expresión y el debate de las ideas.