Un problema con la definición popular

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Un problema con la definición popular


Mas de una vez hemos escuchado a exponentes liberales definir al liberalismo como “el respeto irrestricto por el proyecto de vida del projimos”, esta definicion si es mal interpretada puede desencadenar un control estatal masivo sobre la linguistica y las acciones en el marco de una sociedad que pierde libertades al querer defenderla.


Agustin Coppola                                                                                                     

Coordinador local de La Plata – Argentina. Estudiante de Lic. Economía


Los liberales hispano hablantes procedentes de América Latina solemos acudir a una definición para describir al liberalismo en pocas palabras muy conocida, más concreto “es el respeto irrestricto por el proyecto de vida del prójimo”. Una frase formulada por primera vez por Alberto Venegas Lynch un muy reconocido economista Argentino. Muy repetida ya por varios exponentes liberales de habla hispana. Ahora bien, ¿Si nos adentramos en esa definición que encontramos?.

Probablemente los lectores de este escrito se podrán estar preguntando qué tiene de raro o malo esta definición, ya que es muy usada por grandes exponentes liberales como Javier Milei, Diego Giacomini, Jesús Huerta de Soto, etc. El eje central de la frase no yace explícitamente sino de forma implícita en la misma, de forma tácita, con lo cual eso dificulta saber con claridad a que se refieren estos grandes exponentes y en concreto Venegas Lynch cuando mencionan dicha definición.

Para lograr comprender con claridad qué es aquello que está implícito en esta referencia al liberalismo, hay que analizarla desde una perspectiva más cercana, con mucho más detalle; Si tomamos la palabra inicial “respeto” y nos ponemos a pensar en una definición para adjudicarle nos vamos a encontrar con que podemos conferirle más de una definición. De hecho, si buscamos la definición en google nos encontraremos con lo siguiente: 1- “Consideración, acompañada de cierta sumisión, con que se trata a una persona o una cosa por alguna cualidad, situación o circunstancia que las determina y que lleva a acatar lo que dice o establece o a no causar ofensa o perjuicio”. 2- “Consideración de que algo es digno y debe ser tolerado”. Como vemos en este caso hay dos definiciones, en lugar de una sola.

Si nos adentramos en la primera definición vemos que en su final dice “o a no causar ofensa o perjuicio”, esto es un arma de doble filo que si se llega a malinterpretar podemos llegar a puntos críticos como sociedad. ¿Qué es la ofensa? Si apelamos a una definición de manual, ofender está estipulado cómo: “Hacer que una persona se sienta despreciada o humillada mediante palabras o acciones”. Esta definición habla del “sentir”, pero los sentimientos son plenamente subjetivos y personales. No hay sentimientos universales, cada persona puede sentirse o reaccionar de diferentes modos a un mismo estímulo de eso mismo se trata la acción humana, muy bien explicada por Mises, si todos reaccionamos igual frente a los mismos estímulos sería un mundo estático y no cambiante. Hoy en día vivimos en un mundo totalmente distinto a lo descripto, un mundo de constante cambio y cada vez son más fugaces los mismos. Y fijémonos otro detalle, si tomamos esa definición tal cual es (la expuesta por Lynch) y la contraponemos a las definiciones mencionadas anteriormente sobre “respeto” y “ofensa”, uno podría concluir con justa razón que como liberal tiene que vivir sin ofender al resto, eso sería ser respetuoso. Pero esto presenta un problema, dado que como explique anteriormente la ofensa es subjetiva, lo que hace al respeto subjetivo también, uno para ser respetuoso debería de estar midiendo o adecuando sus palabras o acciones bajo la ofensa de los demás, ergo , la ofensa y el respeto funcionan como un filtro de lo que se puede y no se puede decir en una sociedad. Lo que tiene como consecuencia un mayor poder estatal, porque para que se establezca que se puede decir y que no, tiene que haber un estado que regule dicho control lingüístico, estaríamos hablando ni más ni menos que de la obra “1984” de George Orwell.

Si tomamos la definición de Alberto literalmente podemos llegar a pensar y a emparejar el respeto como un mero temperamento también, “respeto irrestricto” quiere decir sin restricciones, osea que yo tengo que respetar (no causar ofensa) a todo lo que se me pone en frente, y la pregunta seria ¿Por qué yo estoy obligado a respetar todo lo que se me ponga delante?, ¿Por qué yo no podría decir cosas que puedan ofender a personas que tengo delante mío?, ¿Existe libertad de expresión si la ofensa del tercero funciona como un filtro hacia mis palabras?. Estas son preguntas que llevan a una reflexión muy grande. Y ante esta reflexión podemos concluir respondiendo que un liberal no debería, por los valores que el liberalismo mismo propone, interferir en los proyectos de vida de los demás. Por ejemplo, ¿yo tengo que respetar a un hombre de 52 años que se viste como nena y asiste al jardín con nenes de 6 años? Que esto no se malinterprete, yo no tengo ningún problema con que este hombre se sienta como una nena de 6 años, pero yo puedo dar mi opinión tranquilamente acerca de este caso real, causándole o no una ofensa a esta persona; Lo que yo como liberal no puedo hacer es interferir en su proyecto de vida violentamente, que son dos cosas distintas.

Y esto deriva a lo que vivimos un poco hoy en día en países primer mundistas más que en el nuestro, el famoso “hate speech” o delito de odio, es decir, todo lo que vos decís que no nos gusta te lo censuramos por medio del estado. Pongo un ejemplo concreto, en los Estados Unidos de América si una persona llama con el pronombre “él” a un “transexual”, el hombre que se “cambió” de sexo puede hacerle una denuncia penal que puede derivar en una estadía en prisión de mínimo 6 meses para la persona que no “respeto” su “cambio” de sexo. A modo de cierre, reitero y pongo mucho énfasis en lo siguiente, si vamos camino a una sociedad en la cual se reprime todo aquello que cause ofensa no se vive en libertad realmente.

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