Sebastián Ariel Citrea
Estudiante de Derecho en la Universidad de Buenos Aires.
Coordinador Nacional del Centro en Estudiantes por la Libertad Argentina.
Coordinador de Blog en Forjar.


En Los Fundamentos de la Libertad, Friedrich Hayek inicia su primer capítulo (titulado igual que este artículo) con una frase de Abraham Lincoln extraída de una de sus cartas: Existen dos cosas, no solo diferentes sino incompatibles, que designamos con el término libertad.”.

Como liberales y activistas dedicamos cantidades de horas y enormes esfuerzos a defender lo que llamamos libertad. Sin embargo, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre su significado. Como diría San Agustin, si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárlo, no lo sé. 

Por ese motivo los invito a leer este artículo y preguntarnos: ¿qué es la libertad?

El concepto

Entendemos por libertad al estado en que un hombre no se halla sujeto a coacción derivada de la voluntad arbitraria de otro u otros. Esta definición es conocida como libertad individual o personal, y refleja cómo se relacionan los hombres.  

El significado de la palabra resulta tener un origen histórico en la Grecia clásica. En esta sociedad, los hombres se encontraban divididos entre libres y esclavos: quienes tenían la posibilidad de actuar o guiarse por sus propias decisiones, en contraposición a quién debían ajustar su conducta a la decisión de un tercero.

Sin embargo, para comprender correctamente el significado de libertad debemos examinar también el concepto de coacción. Hayek la define como la presión autoritaria que una persona ejerce en el medio ambiente o circunstancia de otra.

La coacción, entonces, aparece como el reemplazo de la voluntad del coaccionado. El sujeto sometido debe modificar su accionar, eliminándolo como ser pensante y siendo usado como un mero instrumento, para evitar males mayores.

Hasta este punto no encontramos inconveniente alguno para definir cuando hay libertad y cuando coacción. A fin de complejizar nuestro análisis y abordar otras problemáticas, observemos ahora la cuestión de los “distintos tipos de libertades”.

Las libertades opuestas

Existe un problema recurrente en la actualidad y es que, además de la idea de libertad que acabamos de presentar, se nos presentan otras y con consignas diametralmente opuestas. Es aquí donde la noción de libertad se diluye y se reemplaza por una falsa. 

Cierto es que existen quienes sostienen que las distintas libertades son en realidad especies diferentes de una misma idea, aunque al compararlas veremos que chocan. Son irreconciliables y nos obligan a optar por una.

La libertad política se refiere a la participación de los individuos en la elección de su gobierno. Es una ampliación de la idea de libertad individual al campo colectivo donde todos elegimos libre de coacción a nuestros representantes.

La incongruencia con nuestro anterior concepto está en que podemos tener “libertad” para elegir a nuestro gobierno y, sin embargo, no ser libres de guiar nuestro accionar. En palabras de Alberdi: “después de ser colonos de España, lo hemos sido de nuestros gobiernos patrios”.

Existe otro tipo de libertad llamada libertad interior, que consiste en el hecho de que una persona pueda guiar sus acciones por su propia y deliberada voluntad, permaneciendo en esta; evitando así caer en sus impulsos o circunstancias momentáneas.

Aquí no encontramos un tercero que nos imponga algo, sino que observamos la debilidad moral o intelectual de un individuo quien no puede controlarse a sí mismo.

Finalmente, analizaremos la libertad como poder. Este concepto es el más utilizado actualmente y la principal herramienta que poseen los socialistas para adueñarse de la bandera de la lucha por la libertad.

Libertad como poder supone la facultad física de hacer lo que uno quiera, el poder de satisfacer todos nuestros deseos o la capacidad de escoger entre todas las alternativas.

Esta es una visión omnipotente de la libertad. Una idea que necesariamente afecta la libertad, en el sentido original de la palabra, de los individuos para poder realizarse. Es una libertad imposible de alcanzar.

Dicha visión de la libertad no solo se aleja de la original, sino que colisiona con ella. Si sostenemos que el estado de un individuo libre supone poder hacer todo lo que él desee, primero nos encontraremos con los impedimentos naturales/físicos que nos rodean y luego veremos que para satisfacer nuestros deseos debemos coaccionar a nuestros semejantes. Esta idea suele ir atada a la obtención de riqueza, dado que quien tiene dinero posee además más opciones; lo cual irremediablemente nos llevará al reclamo de medidas redistributivas, violación de los derechos de propiedad, etc. 

Nunca está de más reforzar nuestra base de convicciones, por más simple que parezca. La defensa de la libertad no solo supone el activismo en sí, sino el conocimiento profundo de aquello que deseamos proteger.

Hoy más que nunca debemos proteger este derecho fundamental. Sobre todo en estos momentos donde la libertad se ve carcomida por el reclamo de una nueva libertad.

Notas

  1.  Vease F. Hayek, Los fundamentos de la libertad, p.32
  2.  Idem, p. 45
  3. En este punto, conviene hablar de soberanía más que “libertad política”; dado el peligro de confundir la libertad con lo que no es.

Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa

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