Latinoamérica vive una paradoja: pueblos que claman libertad, pero que entregan su destino a caudillos populistas. Cambian gobiernos buscando aire fresco, pero vuelven a elegir fórmulas que ya fracasaron.
Existe un fenómeno regional que con sangre latinoamericana y liberales no podemos negar, la izquierda, el populismo y el autoritarismo nos acecha todos los días. Y esto se sabe fácil viendo gráficos en los que marcan a más de 10 de países en Latinoamérica siendo consumidos por la izquierda.
Y que ojo, ser marcados por la derecha, no quiere decir que haya más libertad, en algunos países, como en Costa Rica, los índices de libertad de prensa han disminuido, así se considera según el informe de 2025 de RSF.
Como ejemplo general, pero lleno de reflexión, quisiera colocar a Argentina como síntoma paradigmático con la reciente elección del peronismo en Buenos Aires, una de las provincias más importantes arrasó con un 47%, 13 puntos más que Libertad Avanza, lo que representa más de un millón de votos.
Esta derrota es fácilmente vista en todos los gobiernos de Latinoamérica porque se replican una tras otra, pasan de un gobierno de izquierda a uno de derecha, y así se pueden ir turnando siempre. La mayoría de personas toman esto como una derrota, pero creo que hay que exponer otro punto de vista como un análisis al comportamiento de las personas.
Latinoamérica ha sido profundamente golpeada por la pobreza y la criminalidad, y esto se debe a la gran escala de corrupción que existe en la región, y evidentemente existe alta corrupción porque hay una alta concentración de poder en el Estado máximo que tenemos.
Sin embargo, sabemos que las personas buscan un cambio por la actitud extrema que toman ante cada elección presidencial, ese es el por qué hay un gobierno de izquierda en medio de un gobierno de derecha. Pero entonces, si buscan un cambio; ¿Por qué recaen en lo mismo? La victoria del peronismo no surge por una convicción, sino por defecto.
La gente reclama un cambio desde la libertad, esto lo vimos con la victoria de Milei en el 2024, pero ahora la gente sigue buscando la libertad en lugares donde jamás la encontrarán, porque los de izquierda no tienen la libertad como principio, sino como medio, por eso terminan restringiendo libertades.
Esta confusión no surge de la nada. Como plantea VisualEconomik en su video Las 5 Fases del ‘Mal Latino’, Latinoamérica ha construido un ciclo repetitivo: expectativas de progreso, detección de una fórmula nueva que ‘va a funcionar’, un freno inesperado, y el retorno al statu quo. Esa inestabilidad política y económica alimenta la idea de que todos los gobiernos nuevos deben prometer cambios drásticos, pero muchos no tienen un plan claro ni compromisos institucionales sólidos.
El populismo se aprovecha de esa mentalidad colectiva de victimización: ofrece soluciones fáciles y chivos expiatorios, señala culpables externos, promete justicia inmediata. Pero cuando se gobierna desde el populismo sin separar el poder, sin instituciones independientes, sin respeto a la libertad individual y sin transparencia, el resultado muchas veces es más autoritarismo, inflación, corrupción y dependencia del Estado. VisualEconomik lo describe como una de las fases del ‘Mal Latino’: líderes que apelan al resentimiento, al discurso de eliminar elites, pero que después no consolidan un Estado de derecho sostenible.
Estos problemas tienen que ver más con una carencia cívica que termina recayendo en la política. Las personas no buscan políticos, las personas buscan un superhéroe para idealizar y convertirlo en una figura pública híper producida. El fenómeno Milei se hizo tendencia global, rápidamente se convirtió en la cara de las ideas de la libertad en la modernidad, pero nadie entendió nunca que un cambio es transicional, los resultados no son inmediatos y mucho menos se puede hacer chasquidos, bajar la inflación y subir el empleo. A Milei le tocó tomar el gobierno después de años de desastre económico del kirchnerismo, y con casi 2 años de gobierno, la crisis no puede estar resuelta de inmediato.
Aunque Milei representa una ruptura con lo que muchos consideran la élite política tradicional, la derrota en Buenos Aires muestra algo que VisualEconomik ya enfatiza: la población puede rechazar un gobierno, pero no necesariamente abraza alternativas liberales. Se vuelve a elegir lo conocido, lo familiar, lo que ofrece estabilidad, aunque sacrifiquen algo de libertad. Esa rehacer de lo viejo es parte de lo que el video llama el “freno latinoamericano”, la dificultad para escapar de patrones históricos y culturales de dependencia política.
Las personas están desesperadas buscando ese cambio, pero un cambio no llega si después de 10 años comiendo chatarra, esperar que con 1 día estés fit. El cambio debe ser consistente y coherente. Porque la libertad no se conquista con héroes ni caudillos, sino con ciudadanos responsables y con instituciones que limiten el poder. Latinoamérica no necesita salvadores, necesita repúblicas sólidas donde la libertad sea principio y no eslogan.
 
															 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								