Las democracias ya no mueren por golpes de Estado perpetrados por las Fuerzas Armadas, muy por el contrario, las democracias de hoy en día mueren democráticamente. Se acabó la época de las mañanas en donde el amanecer avizoraba una agitada jornada con los mandos militares obligando la renuncia de presidentes: hoy en día las democracias mueren de manera lenta y democrática.
Los líderes que llegan al poder mediante el voto popular pueden utilizar ese mismo poder para hacer alianzas y avanzar con mecanismos democráticos en la misma destrucción de la democracia. ¿Un ejemplo concreto? Chávez en Venezuela. Esto no quiere decir que debamos eliminar el voto popular ni mucho menos, pero lo que sí implica es que los ciudadanos y, especialmente, los partidos políticos, debemos ser los guardianes de las reglas del juego incluso antes de que se desaten los mecanismos de extinción del sistema democrático: esto, es básico de la Ciencia Política actual y lo expresan muy bien Steven Levitsky y Daniel Ziblatt en su libro Cómo mueren las democracias.
Como habíamos esbozado, en el pasado los elementos que se encontraban por fuera de la black box de Easton, tan aceptada por los teóricos de la política a lo largo de los últimos siglos, eran los que llegaban a cabo la muerte repentina de la democracia pero, hoy en día, los mismos partícipes de dicho sistema político son los que propician esa muerte (los Kirchner y los Fernández en Argentina). Así como a Hitler y Mussolini les permitieron entrar en la arena política, a Chávez y a los Kirchner les permitieron lo mismo porque, cuando dichas figuras en contra de los mecanismos democráticos reciben apoyo popular y de figuras reconocidas, ya es muy tarde revertir la situación.
De esta manera, insistimos, el rol de la ciudadanía en identificar rápidamente estos casos es fundamental, como también el de los analistas políticos y el de los partidos políticos. Estos últimos deben ser los canalizadores de un amplio sentido de defensa de lo democrático, no solamente porque mediante ese mecanismo pueden acceder al poder sino porque, además, si incurren en la eliminación del mismo como en Venezuela, las consecuencias caen sobre todos y no solamente sobre otros partidos.
La gran pregunta es: ¿está siendo el autor de este artículo alarmista? No, todo lo contrario: mi único rol es demostrar que no solamente mediante los mecanismos más tradicionales del Siglo XX se pueden asesinar las democracias, sino que, más comúnmente de lo que pensamos, esos mismos sujetos que suelen asesinar a la democracia de manera lenta, son los que alertan con los tradicionales Golpes de Estado (léase un político argentino presidente durante 1 año, hincha de Banfield y que en un programa de televisión argentino dijo que en 2021 no habría elecciones porque habrá un Golpe de Estado, cuando él agitó un rompimiento del sistema democrático allá por 2001).
Hoy sí les pido que se queden con lo que digo: hay que estar muy atentos (la reforma judicial es un ejemplo de ello).
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