En Honduras el gobierno concentra el poder y la independencia de los poderes. Es cada día más una ficción legal que una realidad. El pasado reciente de la política hondureña; desde el ejecutivo se logró desbalancear los pesos y contra pesos delimitados por la constitución. Estos fueron precedentes importantes para que se legitimen, perpetúen y legalicen todas estas actuaciones que está llevando a cabo Libertad y Refundación (Libre) al margen de la ley.
Desde 1982 el pueblo hondureño a través del proceso constituyente, luego de una década de juntas militares; se suscribió a una democracia representativa basadas en libertades individuales. Las competencias y potestades del gobierno fueron reguladas en aquel texto. Se constituyeron instituciones que buscaban distribuir el Poder Político en Honduras.
Sin embargo, la política y el sistema democrático hondureño se deterioró. Los gobernantes han secuestrado el sistema político y lo han manipulado a su favor, en contra del bienestar de la sociedad hondureña, condenándola al rezago y el subdesarrollo.
La política se hermetizó tanto el poder económico y político pasaron a otra estratosfera que terminaron de ensordecer ante el clamor de su pueblo. En el servicio público no hay lugar para el altruismo. La política se ha convertido en una herramienta para acumular riquezas, favores, poder e impunidad; y ha dejado de ser aquella noble profesión que busca abogar por el interés de la sociedad frente al gobierno.
Se planteó un sistema económico liberal y capitalista en la constitución, pero el mercantilismo, los monopolios y oligopolios, así como la competencia desleal, los subsidios, las quebradas empresas nacionales y recientemente los desaciertos en comercio internacional y política económica; han alterado el ciclo de la economía y del mercado, así como el desarrollo económico sostenible.
Nuestras riquezas naturales nos han sumido en la inclemente extracción de nuestros bienes en bruto para transformarlos en el extranjero. Lo que se traduce en pocas ganancias para el jornalero, su salario es insuficiente para costear los costos de la canasta básica.
Las posibilidades económicas son cada vez más limitadas, la violencia y la extorsión frustran los emprendimientos, y los requisitos para obtener financiamiento son imposibles de cumplir para el ciudadano promedio.
Generaciones enteras de bono demográfico han abandonado nuestro territorio, en una sangrienta diáspora que no solo destruye familias y comunidades, sino que también los frutos de sus trabajos. Las remesas significan un importante sustento para las divisas y la economía de este país.
La mayoría de la población es pobre, no cuentan con los medios necesarios para subsistir y desarrollarse plenamente. Las políticas asistencialistas y los sobornos previos a los procesos electorales han sido el medio utilizado por los politiqueros para que la población sea dependiente a su misericordia.
Lastimosamente la visión de una democracia plena, representativa y liberal cada día se ve más frustrada. La agenda y propaganda de la izquierda le ha robado las aspiraciones y el deseo de un mejor futuro a mi generación. Pretenden desasociarnos, quitarnos las aspiraciones para que pacíficamente aceptemos la perdida de nuestras libertades.
Necesitamos líderes con ideales claros que tracen la ruta hacia una democracia más perfecta y más representativa.
Tal vez en Honduras los liberales si necesitamos proponer un gobierno robusto que empodere a la población. Que ejerza la autoridad y establezca el orden, que le dé su lugar a la familia, así como a los valores y los principios de la convivencia pacífica, un gobierno que eduque y que de una vez por todas quite la venda al pueblo. Porque como bien mencionaba nuestro máximo prócer el General Francisco Morazán “La educación es el alma de los pueblos y abono de los ejércitos de la libertad”
Creo profundamente que los hondureños somos capaces de regirnos bajo los principios de la libertad y el liberalismo social; creo que si somos capaces de gozar de las benévolas libertades que nuestra constitución reconoce.
En conclusión, urge construir un gran gobierno liberal que reparta el poder político, administre justica, cierre la brecha entre los más afortunados y los desafortunados de esta manera brinde seguridad jurídica a nuestra nación, de esta forma poder alcanzar la nación que soñaron nuestros padres fundadores hace doscientos años.
