Por: Francisco Gimenez
País: Argentina
La naturaleza humana para Hobbes es el pilar principal por el cual se sostiene la
justificación del estado que propone. En este caso, el hombre es naturalmente igual entre
sus pares tanto en facultades mentales como físicas debido a que las primeras son
fácilmente desarrollable por medio de la experiencia y las segundas son insignificantes
como para dar ventajas suficientes. Es de esta igualdad que aparece el primer
inconveniente que posee el género humano: La misma posibilidad de obtener lo que se
anhela provoca que los hombres se teman entre sí. En este estado de temor mutuo existe
una constante discordia que obliga al uso de la fuerza de unos contra otros y siendo tres
causas principales para ello: La competencia que impulsa al hombre a atacarse por obtener
beneficios, la desconfianza que impulsa a usar la fuerza para protegerse y la gloria que usa
la fuerza para obtener reputación. En este estado de naturaleza se vuelve imposible seguir
las leyes de la paz y de la autoconservación si no se destruye al enemigo, es decir, a
quienes son tan capaces como uno mismo, entonces, es correcto decir que el Estado de
naturaleza es un estado que predispone a los hombres a una guerra constante.
Una de las características fundamentales que poseen los contractualistas parten de la idea
de leyes y/o derechos naturales innatos en la misma condición humana. En Hobbes el
derecho natural que corresponde a cada hombre es la libertad de hacer todo lo que uno
crea posible para poder mantener su propia vida. En cuanto a las leyes naturales se habla
de varias, pero son dos las más relevantes y ambas parten de una idea racional que
prohíbe al hombre hacer algo que pueda destruir su propia vida. La primera ley anuncia que
cada hombre debe esforzarse por la paz en tanto sea posible y buscar mejor beneficio de la
guerra en tanto no lo sea y la segunda ley determina que mientras contribuya a la obtención
de la paz se debe renunciar al derecho de la libertad a todas las cosas con tal de garantizar
la conservación. De esta forma, es que los hombres realizan una transferencia de sus
libertades hacia un poder en común con la suficiente fuerza para “mantenerlos a raya”. Esto
es a lo que se llama contrato y somete al súbdito a la obediencia total del soberano pues el
primero siempre será AUTOR de toda acción del ACTOR al que se le concedió la
autorización en un primer momento. Esta autoría que se concede al actor es justificada
porque el hombre siempre inclinara su voluntad hacia su propio bien el cual es la
autoconservación, por lo que la obediencia del pacto es un requisito imprescindible para tal
acto.
El soberano atribuido por pacto es el titular de todo el poder y los medios que le permiten
hacer lo que necesite para mantener la seguirá de sus súbditos. En el pacto los hombres
renuncian a su libertad y la multitud pactante se reúne en una unidad que se denomina
Leviatán o Estado el cual es por así decirlo un dios mortal pues puede utilizar los medios de
todos. Así como cuando un granjero es dueño de las tierras, el soberano al ser autorizado
por la multitud se vuelve dueño de sus poderes. De ningún modo el pueblo podría
determinar los principios de justicia que deseasen puesto que la discordia entre ellos seria
peligrosa para su seguridad y el otorgarle ese poder a la multitud seria dividir el poder
soberano debilitando la figura del Leviatán. Por esta razón, el leviatan es el juez que define
lo justo y lo injusto puesto que ponerse de acuerdo entre los hombres sobre las ideas del
bien resulta inútil; Es en estos términos que al igual que en maquiavelo se intenta seguir lo
practico antes que lo ideal.
Como se mencionó anteriormente el poder soberano es aquel poder absoluto, definitivo y
sobre todo que permite tener libertad absoluta sobre los medios que poseen los integrantes
de un pacto. A la persona que posee el poder soberano se le denomina soberano y es
quien representa, a los pactantes, en todas las acciones que realice pues es la
personificación de la voz del pueblo. El poder soberano puede otorgarse por fuerza natural
como puede ser la relación padre e hijo o por institución que, como mencionamos antes, por
acuerdo voluntario entre diferentes autores. El Estado por institución posee varios atributos
o facultades que es conveniente enunciar resumidamente: Toda acción que realice el
soberano será en nombre de sus súbditos que en definitiva son quienes le otorgaron el
poder, por lo que no es posible replicar ningún tipo de injusticia que se crea que cometió el
gobernante. El pacto es solo posible de quebrar en cuanto el soberano muera y quien
intente quebrantarlo antes de lo debido puede ser castigado con la espada por quedar
eximido del contrato. Todo aquel que antes del pacto no concordaba con la autoría del
soberano debe hacerlo una vez se consagre como tal y debe adecuar sus opiniones a lo
que el soberano determine pues este último es juez común de todos. El soberano es quien
elige, hace, deshace y define todo respecto a la ley y la formación de su gobierno. El poder
soberano es invisible puesto que si se cediese poderes el conflicto seria lo unico que se
correspondería a nuestra decisión
Francisco Ignacio Giménez es un estudiante de Ciencia Politica en la UNMDP. Nació en la ciudad de Mar Del Plata en el año 2003. Aun que en su infancia se mantuvo distraído de los estudios, llegada su adolescencia se vio atraído por fenómenos políticos que repercutían en ese momento. Debates como los dados en la discusión sobre la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo o aquellos aquejados a los problemas económicos del país fueron los detonantes para su interés en la politica y su incursión sin retorno en el mundo de la lectura. Como lo indica su nombre “FRANCISCO” es un amante de la libertad que aproximo sus principales lecturas al mundo del liberalismo. Al dia de hoy sigue estudiando Ciencia Politica y estudia en profundidad el fenomeno de la psicopolitica bajo una diplomatura en UAI.
