Hace algún tiempo en medio de una discusión sobre ética y moral, mi interlocutor mencionó una frase que me hizo eco mental, y es parte de la jerga popular “Esta es mi verdad”. Comprendí entonces que no íbamos a concluir en nada.
Katiuska Marín Suárez
Ingeniera en Computación. Docente y actual coordinadora local para Estudiantes por la libertad.
Durante mucho tiempo se había utilizado el método científico, la evidencia, analizada a través de un orden de pasos, todo para poder comprender un poco la realidad. Dándonos respuestas a muchas incertidumbres. Esto frecuentemente fue motivo de que quién apelara a la razón, se creyese con la superioridad moral y técnica, solo porque lo sustenta unas cuantas evidencias.
Sin embargo, gracias a la globalización y las tecnologías emergentes como el internet, este método se ha visto insuficiente, ya no son unas cuantas evidencias, son muchas, que para entender la dinámica de la realidad entran otros factores como la cultura, las ideologías, las modas, los problemas sociales, sin duda las interacciones humanas han puesto en jaque el método científico para llegar a una conclusión definitiva que explique un fenómeno social, o la realidad de un país. Esta situación de incertidumbre plantea un problema complejo de resolver, puede que dé ideas y pautas, pero encontrar una fórmula, una receta, unos pasos sin tener claro todos los actores que están interviniendo, es incertidumbre. Y afianzarse en los métodos viejos porque nos fueron útiles en el pasado es mantenerse en una de las aristas del problema, lo que es contraproducente, la sensación sentimiento de avanzar no quiere decir que realmente lo estemos haciendo
Y estamos tan apegados a nuestro particular “método científico” a nuestros pensamientos y estructuras mentales que somos incapaces de comprender la realidad del otro, solo porque su verdad no coincide con la nuestra, y entonces es él quien no avanza, pero yo sí. Puede ser el caso más evidente hoy en día con las personas que sienten atracción sexual con personas de su mismo género, y como una persona heterosexual ve este hecho como una perturbación, un sin sentido a la vida solo porque no se pueden reproducir. Otro caso muy común y que creo lo hemos palpado todos, son los planes políticos, que apegados a una ideología se olvidan de las interacciones humanas, y la unicidad de cada individuo, para plantear un plan cuidadosamente estructurado que nos complacerá a “todos”.
El internet empezó un cambio de paradigma en la forma de comunicarnos y aprender, llevándonos a una reestructuración de nuestras ideas, teorías, creencias, etc. Hemos pasado del reduccionismo (1) al holismo (2) y esto nos ha llevado a dejar en cierto modo el platonismo de nuestras ideas para ir hacia la contextualidad, que según como tendemos a percibir la realidad puede desembocar en nosotros la creatividad o el nihilismo.
Deshacernos de nuestros viejos hábitos no es fácil, entender la realidad desde otro punto de vista, o contemplar otra cara de la moneda crea dudas volviendo a la incertidumbre de antes, con muchas preguntas y pocas respuestas. Sin embargo, esto puede resultar tanto en una oportunidad para expresar nuestra creatividad y autenticidad ante los hechos o llevarnos a una profunda decepción que desemboca en el nihilismo más profundo, limitando al individuo a encontrar un sentido a las cosas. Y en eso justamente recae la frase “Esta es mi vedad”. Es más fácil estar preso en las viejas estructuras mentales que poner a prueba nuestros métodos y creencias, liberarse de esto invita mucho a él análisis y la reflexión, antes de dar por sentado un hecho, y esto sin duda va en contra de la pereza mental de ser un poco fanático y ortodoxo. La libertad de pensar por sí mismo se conquista cuando el fanatismo se ha vuelto doctrina.
(1) El reduccionismo es el enfoque filosófico según el cual la reducción es necesaria y suficiente para resolver diversos problemas de conocimiento.
(2) El holismo es una posición metodológica y epistemológica que postula cómo los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales, lingüísticos, etc.) y sus propiedades deben ser analizados en su conjunto y no sólo a través de las partes que los componen.
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