Sí, leyó bien el título: la impunidad del rebaño. Eso es lo que busca el séquito interminable de cómplices de la vicepresidente de la nación argentina, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. En efecto, ellos no buscaron nunca que la sociedad se cure del coronavirus rápido o fortalecer el sistema de salud; solo aprovecharon el tiempo para meter miedo, distraer a la gran masa del pueblo y, de ese modo, acelerar los trámites judiciales al borde de la ilegalidad que les permitan salvarse de la cárcel.
¿No me cree? Fíjese cuantos salieron de la cárcel (ya sea en libertad condicional, arresto domiciliario o por presiones sobre los jueces) desde que ganaron las elecciones y desde que son gobierno:
- César Milani;
- Fernando Esteche;
- Cristobal López (al que por cierto le dejan abrir los casinos en el sur mientras no dejan abrir las escuelas y te dicen asesino si querés ayudar a un gastronómico yendo a consumir su producto; algunos al parecer somos anti cuarentena y con otros no dicen nada, mucha doble moral como siempre);
- Fabián de Sousa;
- Carlos Kirchner;
- Julio de Vido;
- Roberto Baratta;
- Omar “Caballo” Suárez;
- Oscar Thomas;
- Juan Pablo “Pata” Medina;
- Luis D’Elía;
- Amado Boudou;
- Lázaro Baez (con el que la ciudadanía dijo claramente que no aceptaría a un corrupto viviendo con ellos);
- entre tantos otros (ni contar los miles de asesinos, delincuentes y violadores que liberaron con la excusa del coronavirus. A todo esto, el colectivo feminista no dijo de la liberación de violadores: si era con el gobierno de Macri ya sabemos lo que hubieran dicho).
En efecto, todos estos cleptócratas del chavismo kirchnerista más acérrimo, que representan verdaderamente la basura más recalcitrante del acontecer argentino no son más que los engranajes del reloj de corrupción y de robo más inaceptable del mecanismo de la arquitecta egipcia. Ella que no se manifestó nunca por la pandemia, la cuarentena o la crisis económica se salió con todos y cada uno de sus objetivos. Sino pregúntele a Bruglia, Bertuzzi y Castelli, aquellos jueces que solo estaban haciendo su trabajo. En efecto, para salvarse de las causas de corrupción con más de 220 pruebas en contra de la ladrona más grande que tuvo este país, los trámites de la escribanía que es el Congreso funcionan rápido. Al contrario, para aprobar una ley de conocimiento, para ayudar al sector turismo no hacen las cosas tan rápidas. Para sacarle los fondos a una región bien administrada como CABA lo hacen de un decretazo pero para ayudar a los sectores destruidos por la peor crisis económica del país no hacen nada.
No buscan la inmunidad del rebaño entendida como describe un fenómeno estadístico en el que se observa una forma indirecta de protección contra una enfermedad que se produce cuando una parte de la población ha sido vacunada o existen personas que son inmunes por contagio previo e interrumpen la cadena epidemiológica, previniendo así que personas no inmunizadas contraigan la enfermedad, buscan la impunidad del rebaño: salvarse ellos de la cárcel.
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