Si de algo se acusa constantemente al liberalismo es de no tener “conciencia social”, de ser frio, descorazonado y de no preocuparse por nadie más que los empresarios o grupos específicos de interés. ¿Son justificadas estas acusaciones?
Para todos los que conozcamos más profundamente que es el liberalismo la respuesta es claramente negativa. Según Mises: “El pensamiento liberal mira siempre a toda la humanidad y no solo a algunos sectores, no se liga a grupos restringidos, ni se detiene en los límites de la aldea, de la región, del Estado o del continente. Es un pensamiento cosmopolita, ecuménico, un pensamiento que abarca a todos los hombres y a toda la Tierra. En este sentido el liberalismo es un humanismo, y el liberal un ciudadano del mundo, un cosmopolita”. Queda claro entonces que los liberales no buscan el beneficio de unos pocos, y que también se preocupan por los demás. Sin embargo, esto no es lo que la mayoría de la gente piensa acerca del liberalismo. Y a pesar de los grandes éxitos que ha mostrado la política liberal allí donde se aplicó, hoy las ideas socialistas de redistribuir riqueza y de mayor intervención estatal en la vida de las personas son más aceptadas. ¿Por qué?
En mi opinión esto se debe a la falta de un mensaje liberal emotivo. Si seguimos combatiendo la emocionalidad de la izquierda con datos, lógica y números, no importa que tengamos razón, siempre pereceremos. Decía Eugen Bohm-Bawerk sobre el marxismo: “Sus soportes más sólidos están no en la mente convencida de sus defensores sino en sus corazones, en sus deseos y esperanzas”. Es por esto que a la hora de defender la libertad no debemos hacerlo solo con lógica y datos, también con emoción. Según Aristóteles la persuasión se produce cuando están presentes tres componentes: Ethos, Logos y Pathos. El Ethos es la credibilidad, se necesitan logros, experiencias y autoridad sobre lo que decimos. El Logos es la lógica, datos y estadísticas. El Pathos es la habilidad de apelar a las emociones y es tal vez la más importante de las tres. Si conseguimos desarrollar estos tres componentes como parte de nuestro mensaje, estoy seguro de que podemos ganar la batalla de las ideas y soñar con un mundo más libre. De no ser así las ideas socialistas seguirán ganando la batalla, ya que su mensaje por más contradictorio, erróneo, mentiroso e irracional que sea, es muy emotivo. No importa cuantas veces la evidencia demuestre su equivocación, las ideas socialistas son muy atractivas para todos los jóvenes de gran corazón, pero sin conocimientos de historia o economía. Es por esto que es importante desarrollar entre liberales un mensaje con fuerte contenido emocional.
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