El presente escrito, busca dar un breve aporte de lo que es una interpretación, producto del resultado de un análisis realizado a la obra “El antiguo régimen y la revolución” del autor francés Alexis de Tocqueville para comprender sobre el proceso vivido por los franceses iniciado en 1789 y el entendimiento del condicionamiento forzado de la libertad en la igualdad. Cabe aclarar que la obra en sí, consiste en un análisis crítico de la metodología empleada durante el contexto la Revolución Francesa y por ende sus virtudes, carencias, errores y aciertos que indubitablemente provocaron un punto de inflexión en la historia, motivando así a muchos estudiantes y a apasionados por la historia de las ideas políticas, a seguir preocupándose en entender y comprender la causa en sí y el ¿por qué? del impacto que repercute aún en nuestros días.
En el papel del análisis de la Revolución, en donde aparece Tocqueville, deleita al lector con su pensamiento, inclusive invitando a la participación y motivando a seguir cuestionándose sobre los hechos acontecidos y a saber identificar de ello lo bueno para repercutirlo en pos de la libertad, derecho fundamental que complementa la dignidad del hombre y la razón de vida de él. Por esto, este informe busca ser tan reflexivo como él, pero sin descuidar las razones abstractas por las cuales la revolución, es importante para el estudio y la comprensión de organización social de la Humanidad.
La revolución francesa, ese importante acontecimiento que de alguna u otra forma cambió lo establecido a lo que estaba acostumbrado la sociedad en su cotidianidad y que quizás ella no estaba de acuerdo con esa estructura, quizás añoraba un cambio, pero no tenía el entusiasmo ferviente como para realizarlo y estaban sometidos al estancamiento cultural. Este estacionamiento, fue acumulativo a lo largo de los años hasta que, llegado a su límite, explotó, trayendo así una nueva forma de encarar el entendimiento humano acerca de su propia organización social.
No fue un proceso para nada reflexivo, sino que era desarrollado a la par de la gran motivación que se veía reflejado en los rostros de quienes la llevaban a cabo, apostando directamente a las teorías sin filtros, convencidos de sus ideas, siguiendo las conjeturas de filósofos y poniéndolos en práctica a todo hombro, y es en este contexto que Tocqueville realiza una crítica asociada a lo que es la manipulación del pensamiento y nos advierte que no debería sorprendernos para nada el proceso revolucionario en sí, ya que fue ejecutada por los más incultos y salvajes, unidos por el odio a la desigualdad y convencidos que esa condición desemejante era perpetuada y mantenida por las instituciones de ese entonces, de ahí el deseo de destrucción de los cimientos de esa sociedad era alimentado por la ira y la pretensión de construir una nueva humanidad donde todos fueran no solo semejantes, sino también libres.
Estas dos pasiones, hendidas entre sí, denostará preocupación en el autor porque en el antiguo régimen ambas eran tan sinceras y únicas como podían ser, pero, sin embargo, a principios de la revolución coincidieron e incluso se confundieron en un momento, exacerbándose una a otra y terminando de penetrar a lo más profundo del corazón de Francia y es aquí justamente la observación de Tocqueville cuando menciona que los franceses estaban sintiéndose demasiados orgullosos de su causa y de sí mismos como para creer que podían ser iguales en la libertad . Por entonces, los revolucionarios destruyeron esa legislación que dividía a las personas en corporaciones, en clases y castas y cometieron la incrédula acción de no haber analizado los fundamentos por las cuales éstas regían, la pasión era tan grande que se descuidó a la razón y se avasalló en algunas determinaciones importantes que ya eran en ese entonces características de un camino hacia la libertad tales como las leyes de la determinación del destino de la nación. Lo más lógico, era que cada francés fuera el preceptor, tutor u opresor del gobierno, pero la centralización del poder se impuso y despojó los principios por los cuales se efectuaba la propia revolución, debilitando así a la generación que la empezó y el amor a la libertad decayó, languideciéndose en la anarquía y en una especie de dictadura popular. La nación, desorientada, buscaba un amo, motivo perfecto para que el gobierno absoluto pueda renacer y cimentarse, encontrándose así al genio que habría de continuar y al mismo tiempo destruir todo el proceso revolucionario.
El antiguo régimen, poseía un conjunto de instituciones que tenían cabida en la nueva sociedad, aunque se alejaban del concepto de igualdad y habían generado hábitos, pasiones e ideas orientadas a mantener a los hombres divididos y obedientes, siendo esta la razón principal por las cuales se las buscó y se las reavivó. De las más remotas entrañas de esa nación que acabó con una monarquía, surgió un poder mucho más extenso y absoluto. Esta era la forma de continuar la revolución, forzando así a seguir en la lucha, a creer fielmente que era posible la convivencia con nuestros semejantes y que de esta forma era la manera en que la Libertad y la Igualdad iban de la mano. Claro está que, que todo este acto tomó al mundo desprevenido y lo obligó a reflexionar acerca de cuál era el paradigma en que vivían y sobre quienes eran participes de la escena general, pero de no haberse producido, tarde o temprano, se hubiera derrumbado igual aquella estructura social, aunque gradualmente y no repentinamente como sucedió. Por esto, Alexis de Tocqueville, se explaya en decir que la revolución innovó mucho menos de lo que en general se supone.
La connotación principal, citando a Burke, fue el pecado que implicó el iniciar semejante proceso sin tener en cuenta las tradiciones que fueron la base de su propia civilización. Literalmente, los franceses partieron de cero, ignorando todo lo empírico que es esencial al conocimiento cuando se trata de derrumbar un poder establecido durante siglos y al cual todos los hombres estaban acostumbrados a vivir. Incluso, esta es una de las carencias más notables ya que no estaban habituados a trabajar juntos para velar por su propia defensa y, por ende, al caer la monarquía, era de esperarse que surja cualquier cosa excepto una nueva estructura autónoma.
En resumen, el contexto del antiguo régimen, era de una constante predicación acerca la benevolencia, la humanidad, la moderación en el mando, la tolerancia de la religión, entre otras. Y de este entorno, surge una revolución sangrienta, inhumana, destructora y sin piedad sobre sus convicciones. Es justamente esta transición que se debe entender, el increíble cambio drástico que sufrió un pueblo, casi de la noche a la mañana, pero esta tradición siguió influyendo a las leyes y las nociones de política que surgieron después. Motivando así, la inminente caída de lo que fue alguna vez, un apasionante proceso de búsqueda de libertad e igualdad para todo aquel que cumpla una sola condición: ser persona.
Tocqueville hace un aporte magnifico al entendimiento de la Revolución Francesa, donde el increíble sentimiento de humanidad, motivó a toda una generación a luchar por sus ideales y a tratar así de construir una nueva sociedad. Si bien, no sólo se puede hacer hincapié al aspecto negativo de la misma, es importante saber identificar que, como el autor explica, la revolución provoca el nacimiento y la extinción de la pasión por las ideas de la libertad constantemente, significando siempre desorden a causa de la falta de experiencia. Razón por la cual, siempre será fácil de desalentar, de asustar y de vencer, es superficial y pasajera.
Entonces, la obra da a entender que, si en algún momento ha de repetirse, se debe ser crítico al proceso, dejando de lado el argumento emocional y apelarse a la lógica, para efectuar así, un nuevo cambio de estructuras sociales donde pueda ser de esta vez, mejor que la anterior. El proceso revolucionado iniciado en Francia en 1789, seguirá siendo objeto de admiración, de odio, de piedad o de terror, menciona el autor y recalca que, a este tipo de procesos, la crítica analítica es constructiva y que, sin ella, no se puede juzgar a la sociedad que surge después del proceso.
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