Habiendo desarrollado previamente la teoría de justicia de John Rawls -artículo publicado en el blog que invito a leer- nos encontramos ya listos para analizar su idea acerca de la desobediencia civil, cuando está justificada, y los problemas coyunturales a los que nos enfrentamos.
El gran problema que surge cuando queremos hablar sobre desobediencia civil es la falta de límites claros para la misma o de parámetros objetivos para desobedecer. En este sentido Rawls nos ha facilitado el camino al darnos no solo una definición del concepto, si no también un marco en el cual se puede dar y unos estándares que se deben cumplir para que ésta esté justificada.
En un principio el autor nos aclara que ésta, junto a la objeción de conciencia, funcionan como herramientas estabilizadoras para la sociedad, donde una minoría que sufre determinada injusticia recurre a estos elementos para rectificar su situación.
Sin embargo, la desobediencia civil como la entiende Rawls sólo se podrá dar dentro de una sociedad casi justa, con una autoridad democrática, y reconociendo la legitimidad de la Constitución. Casi justa dado que en una sociedad injusta la herramienta no será desobedecer, si no reformar el sistema o buscar derrocarlo. En cuanto a la autoridad democrática y al respeto por la Constitución, se refiere al acuerdo por parte de los ciudadanos a los principios de justicia que rigen esta sociedad. Las personas tienen un sentido común de justicia (principios de justicia de Rawls) y por eso utilizan la desobediencia civil para apelar a este criterio público de la mayoría. Existe una fidelidad hacia la ley y las instituciones porque éstas son consideradas justas.
Habiendo establecido el marco, Rawls nos definirá la desobediencia civil un “acto público, no violento, político y consciente, con el propósito de modificar una ley o un programa de gobierno”.
Será público y político dado que no se realiza en secreto y se aboga por criterios públicos de justicia. Consciente porque hay un propósito racional por modificar dicha ley. Y como punto elemental, no es violento dado que con este accionar buscamos salvar una injusticia cometida, mas no agravar la situación o afectar a terceros (aunque según la situación se podría considerar una resistencia violenta).
Con el marco y la definición, el autor nos dará los puntos para que la desobediencia civil esté justificada. Para ello nos dice que se podría desobedecer frente a 1) casos de clara y grave injusticia, donde se vulnere el principio de igual libertad y el de igualdad de oportunidades -Rawls recomienda descartar el principio de diferencia debido a la complejidad para determinar cuando es violentando. Además deberá haber 2) silencio por parte de la mayoría y haber agotado los recursos previos. Finalmente nos pone 3) como límite el imperio de la ley y la Constitución, dado que en un estado tan cercano a la justicia no tendría sentido destruir el sistema por una injusticia aislada.
John Rawls ha sistematizado una teoría de la desobediencia civil, dándonos puntos claros a analizar previo al desacatamiento, y si bien él aclara que según el caso habrá que modificar la misma, deja un gran punto de partida para pensar.
Siguiendo estas ideas se busca rectificar las posibles injusticias que ocurren dentro de una sociedad, y preservar un sistema considerado casi justo para no ingresar a un estado peor o incluso en un estado de naturaleza.
Finalmente nos resta pensar si realmente vivimos en una sociedad casi justa, que entendemos por justicia para saber que es la injusticia y, ante la falta de estos, encontrar los principios de justicia para ir hacia la sociedad que queremos.
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