Mientras en Venezuela, al menos la mitad del país sufría severas fallas eléctricas, Nicolás Maduro hablaba en la asamblea general de las Naciones Unidas. El mandatario no hizo mención a la escasez de gasolina, la falta de agua potable, gas doméstico ni la hiperinflación, cóctel que detonó cacerolazos el miércoles en la noche.
En su mensaje, Maduro evitó hablar directamente de las graves acusaciones contra su gobierno, que contiene el informe de la Misión de Determinación de Hechos de la ONU. “Pese a los incesantes ataques del imperio estadounidense y sus satélites, he reafirmado nuestro compromiso de promover el respeto a los derechos humanos y las libertades de todas las personas”, manifestó el mandatario venezolano.
Maduro reiteró el llamado a la ONU para asistir como observador a las elecciones y pidió el cese del bloqueo contra Cuba y las sanciones sobre Venezuela. Por su parte, el presidente interino Juan Guaidó, que no es reconocido por el organismo, solicitó al secretario general António Guterres activar el controversial mecanismo de responsabilidad para proteger el llamado R2P.
La responsabilidad para proteger les incumbe a los Estados. Luego de agotadas todas las vías, ha llegado el momento de acciones oportunas y decisivas”, dijo Guaidó. El R2P -responsabilidad para proteger- es un mecanismo de la ONU que de ser aprobado incluye sanciones económicas, mediación política y como última instancia el uso de la fuerza para evitar genocidios o crímenes de lesa humanidad. “Muy probablemente este llamado de responsabilidad de proteger no cuente con el consenso en el seno del Consejo de Seguridad y sea bloqueado por países como China, Rusia”, indicó el internacionalista Luis Angarita Internacionalista. Entretanto, medios españoles señalan que una comitiva enviada por el alto representante de la Unión Europea estaría llegando a Caracas, en secreto, para negociar con Nicolás Maduro la postergación de las elecciones parlamentarias.
No solamente es aberrante que el socialismo español más recalcitrante negocie con el genocida de más de 7 mil personas, sino que además tengamos su presencia ante la ONU. Más allá de lo que nos pueda parecer, Guaidó como pensador, desde su posición ideológica, es verdaderamente despreciable que sigamos contando con Nicolás Maduro al mando de Venezuela. Un país con 96% de pobreza, con una dictadura, con 237 presos políticos que se negocian como en la Guerra Fría a cambio de la catástrofe humanitaria más grande de la historia latinoamericana.
Las Naciones Unidas deben tomar un rol activo y dejar de avalar a la dictadura más sangrienta que los nacidos en este Siglo hayamos visto: no conocemos la realidad cubana pero sí sabemos que Argentina se acerca a eso. Es hora de dejar de tener 2 presidentes venezolanos, es hora de tener un país y de evitar que Argentina sea eso.
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