Por estas calles: funcionarios de [in]seguridad versus la delincuencia en Venezuela
Mi nombre es Edgar Pacheco. Tengo 21 años de edad, la misma cantidad de años viviendo en Propatria, un sector de Caracas que se ha caracterizado por la residencia de personas de clase baja y media baja, a su vez, por ser uno de los sectores que forma parte de los puntos más peligrosos en cuanto a inseguridad dentro del territorio del Distrito Capital. A pesar de la influencia de este sector, considero que ha prevalecido, durante el desarrollo de mi vida, un cierto sentido de superación caracterizado por tres principios, el respeto a la vida, a la propiedad y, sobre todo, a la libertad.
Edgar Pacheco Estudiante de Sociologia | Voluntario EsLibertad |
Uno de los principales problemas que se ha incrementado con el transcurso de los años de socialismo ha sido la inseguridad, fundamentada en la violación a los principios expuestos anteriormente. Pero, a su vez, fomentada por el mismo Estado venezolano, por la impunidad hacia los delincuentes y porque los mismos funcionarios de [in]seguridad han llegado a delinquir.
Este fenómeno, propiciado por las políticas de un Estado socialista, no sólo me ha privado de desempeñarme libremente en los espacios donde hago vida, como son la universidad, el espacio laboral, familiar y mis demás relaciones, sino que han condicionado mi actuar a través del tiempo, limitándome a asistir a ciertos lugares por más necesario que resulte, creando estereotipos delincuenciales y prejuicios sobre determinado sitios o personas, y estas consecuencias no sólo se han evidenciado en mí, sino en la mayoría de los venezolanos.
Simples acciones como guardar el celular en un lugar de difícil acceso y visibilidad antes de salir de casa, o dejarlo en ella por miedo a que sea robado; cambiar de acera o evitar caminar a través de determinadas calles por lo inseguro que puede resultar el ver un sitio con menor afluencia de gente; el caracterizar a un ladrón con determinado aspecto y huir de todo aquél que pueda tener semejanzas con este aspecto. Uno de los aspectos que, a mi parecer, es más determinante para evidenciar el nivel de inseguridad, el incremento de la sensación de inseguridad en cada ciudadano que ha sido víctima de un delito.
Ahora bien, existen distintas explicaciones sobre el génesis del problema y, sin embargo, ninguna es totalmente excluyente de la otra. Entre ella se encuentra la falta de incentivos en tema de prosperidad, quizá si el delincuente encontrase oportunidades para prosperar en materia económica o para acceder a un nivel educativo sin tener que poner en peligro su supervivencia (por el acceso a la comida, vivienda y demás servicios), sólo quizá, el porcentaje de delincuencia se vería reducido, pero para ello es necesario el incentivo en materia económica (incentivando la inversión privada, la creación de empresas para que se genere un estímulo en la creación de empleo) de esta manera, aunado a que constantemente se estimule de manera visual y psicológica hasta el punto de enseñarle al ciudadano que el producto de su trabajo es su propiedad y, por ende, los actos delictivos atentan contra la propiedad de otros, como podrían hacerlo contra su propiedad. Solo tomando como consideración la opinión de que la delincuencia no es culpa del delincuente, sino de su entorno y las condiciones.
Asimismo, Alfredo Yuncoza, establece que
“El crimen y los delitos en general son como un ser viviente que se alimenta del cuerpo donde se aloja. Para sobrevivir y multiplicarse, necesita de un entorno favorable y un flujo constante de recursos, los cuales obtiene por decisión voluntaria de terceros o a la fuerza”.
En este sentido, la impunidad frente al delito ha sido un factor estimulante en el incremento de la inseguridad y los actos delictivos, hasta el punto en que los mismos funcionarios incurren en dichas actuaciones. Según la Corporación Andina de Fomento (2013), indicó en su informe “Por una América Latina más segura” que menos del 20% de los ciudadanos de la ciudad capital confiaba en los cuerpos policiales, sin embargo, otras organizaciones han informado que para el año 2017 esta cifra se reduce al 2% y esto está, a su vez, fundamentado en los datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (2017) donde evidencio que de 4.182 protestas a nivel nacional (registradas a partir del 1 de abril) hubo 124 fallecidos y que la responsabilidad de la mayor parte de estos fallecidos corresponde a los organismos de [in]seguridad y a grupos civiles armados.
Estos últimos, también denominados colectivos, son grupos que han producido no solo un incremento en la percepción de inseguridad del ciudadano venezolano, sino que se ha incrementado la cantidad de actos delictivos, sumado a la violación del derecho de propiedad al que incurren diariamente estos grupos armados. Esta agrupación, además de ser legitimada por los gobiernos de los Ex Presidentes de Venezuela, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, tienen total impunidad ante los actos delictivos a los que incurran, pues, son quienes han protegido la ideología y la revolución ante cualquier individualidad, libertad o, disidencia.
Ya Vladimir Lenin lo exponía en El Estado y la Revolución (1917), citando a F. Engels, establecía que los destacamentos especiales de hombres armados (fuerzas policiales del Estado) representan nada más que el sostenimiento del Estado, mientras que la organización armada espontánea del pueblo es uno de los fundamentos de la revolución de la clase oprimida. A partir de allí podemos inferir que realmente la legitimación por parte del Estado de grupos armados para la defensa de la revolución, representa una defensa del aparato ideológico del Estado, mientras que las fuerzas policiales son utilizadas para la perpetuación del mismo.
Asimismo, y apegándonos al hecho de que hace 8 años que las cifras oficiales de inseguridad, homicidios y demás delitos a nivel nacional que deben ser publicadas por las instituciones estatales no se publican, entendemos que la estrategia del Estado venezolano, más allá de mantener una desinformación respecto a lo que sucede, es incrementar la inseguridad del ciudadano, tanto en su espacio más próximo, desinformándolo y no actuando con los organismos pertinentes frente a los actos delictivos, como generando mayor inseguridad desde el punto de vista psicológico, pues su percepción y cambios de conducta van moldeándose según su medio ambiente, sus ámbitos finitos de sentido pasan a estar moldeados por tal situación, la libertad del individuo pasa a ser solo un deseo.
Si esta realidad cambiara, si realmente gozaramos de seguridad, no habría límites para el ejercicio de mi libertad y el goce de mi propiedad; mi vida no estarían en peligro. No existe mayor ejercicio de la libertad que la del propio pensamiento y conciencia sin condicionamiento más que los expresos de manera natural por el medio ambiente, y no por mecanismos de coacción.
Para esto, la recuperación y el fortalecimiento de las instituciones, es primordial. Es necesario generar mayor confianza y poder afianzar el cumplimiento de las normas por parte de los ciudadanos. De esta manera, y con el repensar de la funcionalidad de las fuerzas de seguridad, los estudios que realizan los funcionarios que la conforman y su reestructuración permitirán un mejor desempeño de la justicia. Además, poco a poco se debe optar por la educación y la conciencia ciudadana de cada individuo, pues esto permitirá que en su libertad pueda generar sanciones morales en los pensamientos y actos delictivos, a su vez, permitirá que las instituciones y la confianza legitimada, puedan ejercer la ley sobre los grupos armados que perpetran actos delictivos en contra de la individualidad y la libertad de cada ciudadano venezolano.
Cabe destacar que, el libre comercio, ejercería un gran rol dentro de este cambio, pues permitiría la generación de empleos, una conciencia basada en el libre desenvolvimiento y el emprendimiento por parte de cada ciudadano que exprese deseos de superación, además el libre comercio es sinónimo de respeto a la ley, si a esto le sumamos que cada individuo sea igual ante la ley, estaríamos garantizando un sistema de justicia dentro de un Estado de Derecho que será garante de la libertad de cada ciudadano.
Lo que hoy vivimos nos es normal, pero tampoco es infinito.
“El hombre es libre si sólo tiene que obedecer a las leyes y no a las personas”.
– Friedrich A. von Hayek
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Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas.