¿El arte ha muerto?  Parte 1

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Alguna vez habrás ido a algún museo o habrás visto alguna pintura y te habrás quedado pensando ¿Es acaso esto que observo, arte?. Y te has encontrado perplejo al sentir que no podes categorizar lo que estás viendo como “arte” pero tampoco te atreves a subestimar porque “quién soy yo acaso para juzgar, pues, crítico de arte no soy”.

Sin embargo, te invade el pensamiento de ¿por qué?, ¿qué pasó?, eso que veo no es arte para mí, porque todo lo que alguna vez leí y ví sobre arte tenía tanta exactitud, tantas reglas, tantos claros ejemplos y ahora veo unas manchas que no les encuentro sentido alguno pero que quizás debo admitir, no se verían tan mal en la pared de mi living. ¿Sí algo “queda bien” lo hace artístico? ¿Y si esas manchas no estuvieran en mi living sino en un museo, les encontraría sentido alguno? ¿Tiene acaso el arte que abarcar algún sentido?. Las preguntas al respecto no dejan de atacarme.

Pero, analicemos, qué pasó en el arte históricamente hablando. Según Hegel (siglo XIX), en sus Lecciones de estética, el arte en algún momento fue la máxima expresión del espíritu absoluto, que luego fue una etapa histórica superada por la religión y finalmente esta fue superada por la filosofía. 

Es decir, para Hegel, el espíritu es el sujeto del arte. Este es el  protagonista de lo real y que de hecho también somos nosotros mismos. El espíritu en su actividad libre y autoconsciente se busca a sí mismo, dicho momento en un principio se manifiesta en la presentación sensible. Este momento corresponde al surgimiento del arte. Antes de este maravilloso movimiento, el espíritu permanecía inconsciente, incapaz de pensarse a sí mismo. Pero una vez que este avanza en su desarrollo, necesita expresarse y allí nace el arte como su primera manifestación libre y consciente de la idea.

Por ende, el arte es el primer medio espiritual en el que el espíritu empieza a reconocerse a sí mismo mediante formas sensibles. Esto puede sonar un poco abstracto pero invito al lector a que incluso pensemos en nuestra propia vida y en los momentos claves en donde empezamos a recordar haber tenido consciencia. Sería difícil no recordar uno de esos primeros momentos en la infancia en donde hicimos algún dibujo o algo artístico y se nos vino una primer pensamiento consciente en la cabeza. Me parece curioso cómo podemos aplicar la dialéctica del espíritu en nuestra propia evolución en la vida, en donde cuando comenzamos a entender las cosas, buscamos en un primer momento expresarnos(arte). En la adolescencia buscamos creer en algo (religión) y en la adultez, reflexionamos con mayor criterio (filosofía).

El arte en particular, pasa por 3 momentos claves según Hegel:

  1.  Primero viene el arte simbólico, en donde en él, la idea busca su expresión verdadera pero no logra alcanzarla, es abstracta, indeterminada. Hay una inadecuación entre forma y contenido, hay un exceso de materialidad y la idea no logra ser presentada en la forma. Por ejemplo en el arte oriental de Egipto. 
  2. En un segundo momento, surge el arte clásico, en él la idea encuentra su expresión, en tanto deja de ser indeterminada y se produce un ideal. Ocurre la correspondencia perfecta entre idea y forma. Se refiere al arte griego clásico, lo podemos ver claramente en la escultura cuyo modelo es la figura humana, con lo cual el ideal se particulariza. 
  3. En un tercer momento, surge el arte romántico. En él, la idea supera la posibilidad de ser representada en el arte, y se introduce un exceso de subjetividad. Nuevamente hay una inadecuación entre forma y contenido. Promueve representaciones subjetivas y contingentes, con exceso de emociones.  

Entonces, el arte en un principio promovió al espíritu en su camino pero también lo detiene en su ascenso a las dimensiones siguientes por su limitación sensible.  El arte se erige por encima de la naturaleza, ofreciendo una realidad más elevada. Pero como la sensibilidad sigue presente, el arte jamás podrá ser en cuanto forma y contenido, el modo absoluto de llevar a la conciencia los verdaderos intereses del espíritu. 

En este sentido, Hegel no dice que el arte desaparecerá sino que dejará de ser la forma suprema para expresar los intereses profundos del espíritu. Seguirá habiendo creación artística pero no se podrá alcanzar una expresión más refinada. Nuestra relación con el arte será más bien una relación histórica y/o expresiva pero no será una relación en donde nuestras necesidades más espirituales se vean satisfechas. Ya cumplió esa etapa en la historia (y llegó a su auge en el arte clásico). 

Bibliografía

Aristóteles. (s. IV a. C.). Poética. Edición Gredos.

Benjamin, W. (1935). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. (Traducción de A. García). Editorial Itaca.

Danto, A. (1996). Después del fin del arte: El arte contemporáneo y el linde de la historia. Edición Paidós.
Hegel, G. W. F. (siglo XIX). Lecciones sobre la estética. Edición Félix Duque.

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