Todos conocemos el viejo dicho que urge como bandera del justicialismo. La jefa espiritual del primigenio peronismo es invocada permanentemente como recurso teológico del peronismo cuando las respuestas no abundan y la necesidad de respuestas se hace evidente. Así, el famoso refrán, “donde surge una necesidad, nace un derecho”, es evocado como mecanismo coaccionario de cualquier acción de los individuos que violan la ley y del Estado elefantiásico en todas sus formas.
El problema no es justamente el enunciado en sí; por el contrario, podríamos discutir morfema por morfema hasta desglosarlo y deconstruirlo en un análisis más profundo y específico. La dificultad está en otro lado. El peronismo, sobre todo en tanto kirchnerismo, se apega a los mandamientos que mejor cierran con la Biblia cristinista para justificar todo accionar que cierre, que esté en el adentro, en contraposición de los enemigos que están en el afuera. El problema no termina ahí.
Como hemos visto en los últimos meses, la cantidad de violaciones al derecho de propiedad privada es verdaderamente preocupante. No entraremos en las justificaciones del derecho de propiedad porque ya lo hemos discutido en ocasiones anteriores y, sobre todo, porque no vale la pena centrarse en una supuesta cuadratura del círculo. Nuestro análisis se centra en otras variables. Donde surge una necesidad nace un derecho se convirtió en: “donde surge una necesidad, nace un delito”. La necesidad de una vivienda no es acompañada con reformas que amplíen las posibilidades económicas de la población y la consecuente compra de tierras. En realidad, donde se solicita una vivienda, nace el supuesto derecho de tomar tierras, es decir, un delito. Donde surge la necesidad de “bajar el dólar”, nace el derecho a intervenir con la Gendarmería en pleno centro porteño, con armas y equipos especializados que deberían estar cuidando a las personas de los verdaderos delincuentes. Cuando surge la necesidad de “mejorar el sistema de salud”, nace el derecho de comprar sin licitación, con sobreprecios y a los amigos del poder. Cuando surge la necesidad de “controlar las fake news”, nace el derecho a crear el Ministerio de Propaganda o la Ley del Odio versión nacional, el NODIO.
En fin, como sabemos, donde surge una necesidad nace delito. Todo se justifica por el supuesto derecho que nace de las necesidades de las personas. Sinceramente, es una enorme falacia de causa falsa. Yo tengo la necesidad de terminar con el comunismo internacional y no por eso tengo el derecho de ir a cada partido político de izquierda a matar a todos sus integrantes. Tan sólo con un ejemplo burdo y extremo queda claro el mísero nivel de argumentación del nacional populismo, cleptocrático y chavista. Donde surge una necesidad no nace un derecho y, mucho menos, nace algo que justifique el delito. Donde surge una necesidad, nace un mercado. Alguien necesita rascarse la espalda y nace un palo rascador y listo, se acabó. Sigan jugando con fuego, que así estamos.
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