Una de las frases que más sentido han dado a mi vida desde los años de juventud que por vez primera tuve contacto con la lectura fue la siguiente, encontrada en los textos de “Don Quijote”:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida
Es sabido que la Libertad, permite a la gente resolver sus problemas por sí misma, construir su vida por sí misma, tomar sus propias decisiones y aceptar responsabilidades por los resultados. En tanto el hombre es libre, el hombre es libertad. El hombre está condenado porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace y eso está bien. Ya lo decía Sartré, cuando no se encuentra sentido a esa libertad, el ser humano padece una “existencia inauténtica”
Pero ¿De qué va entonces la libertad en la sociología? En cuestionar el orden establecido. En palabras de Zigmunt Bauman:
En el privilegio de ignorar cualquier opinión que tengan sus objetos de estudio, ejerciendo una plena, indivisible e inalienable soberanía profesional, a la hora de crear sentido y a la hora de decidir lo que es verdad y lo que no lo es (Bauman, 2014, pág. 119).
Pero esta acción, me refiero a la de cuestionar, debe hacerse mediante un orden social y libertad de expresión. Para hablar en términos de Talcott Parsons “la libertad y el orden como elementos constitutivos de la acción social”. El mismo Bauman dice que “el objetivo de a sociología es la expansión de la libertad (2014)”, poniendo como enemigos principales de la libertad a “los fundamentalismos religiosos o ideológicos, los autoritarismos estatales, los estereotipos y los prejuicios que impiden la formación de nuestra propia identidad.
Es la democracia entonces, el método más justo y pacífico que se haya encontrado para resolver los conflictos de intereses subyacentes en los conflictos de libertades” menciona Sidney Hook (1968, pág. 63) en su afamado libro “Poder político y libertad personal” y para que exista la democracia necesitamos construir ciudadanía, una ciudadanía social, que no totalitaria, entendiendo como totalitaria aquella sociedad que a decir del propio Hook, “tienen un engranado monopolio de poder (Sidney, 1968)” económico, político, educativo que controlan todo a través de la imposición de ideología o “aparatos ideológico de Estado” Althusser dixit.
¿La idea de construir ciudadanía nos convoca a todos a ir más allá del espacio privado, pero como hacerlo? A través de la libertad y de la exigencia de igualdad ante la ley, pero hablar de libertad es hablar de responsabilidad y respeto. Responsabilidad para saber lo que se dice y sostenerlo con valentía y respeto para aceptar que existen diferentes formas de pensar y debemos coexistir con quien piensa distinto a nosotros asumiendo que tenemos un límite donde empieza la libertad de los demás. La libertad, como dice Michel Focault, debe ser “una práctica” cotidiana y es obligación de todos respetarla. La garantía de la libertad es per se la propia libertad.
“por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
*El que suscribe es Maestro en Alta Dirección y Coordinador Local de Students For Liberty.
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