Vivo cansado de un mundo que cada vez más nos anula nuestra libertad de expresión, cansado de gobiernos autoritarios que desprecian e insultan a quien piensa diferente, cansado de gobernantes que se empeñan en que cualquier decisión que toman tiene que ir de la mano con políticas igualitarias, para no “excluir” a nadie de sus proyectos, vivo cansado de esta tiranía moral impuesta por la corrección política que nos prohíbe hablar de un tema por miedo a que alguien se sienta “ofendido”.
Estoy harto del linchamiento mediático a personas racionales solo porque exponen las mentiras de los lobbies totalitarios, no soporto las etiquetas, epítetos y falacias de grupos extremistas. La cultura del victimismo nos ha llevado a ser una sociedad extremadamente susceptible al pensamiento ajeno, la envidia, el odio y el resentimiento están tomando fuerza en un mundo donde la tolerancia se perdió… El adoctrinamiento escolar, la mercantilización de las mal llamadas “minorías” (grupos LGBT, indigenistas, ecologistas, feministas, etc.) le censura en medios de comunicación, la censura en las redes sociales y las sistemáticas violaciones a derechos fundamentales de las que muy pocos se atreven a hablar, me ha llevado a escribir este artículo de opinión en tono de rechazo y crítica social a un mundo que está invadido por la censura y que pide a gritos un camino hacia la libertad.
Hoy en día todos pretenden defender sus intereses e ideologías bajo criterios morales y éticos, argumentados en sentimentalismos subjetivos creen tener la verdad absoluta, pero ¿Tienen ellos la razón? Y es que paradójicamente toda acción tomada ya no desencadena una reacción objetiva en cuanto al hecho, sino un calificativo sobre lo “políticamente correcto”, que puede generar la aceptación pública o el linchamiento mediático masivo con instrumentos de difusión como las redes sociales, las plataformas digitales y los medios de comunicación tradicionales. Esto gracias a una generación adoctrinada directa o indirectamente por movimientos progresistas, quienes los han convertido en seres extremadamente susceptibles, en el que cualquier pensamiento distinto al de ellos o al de su lobi termina siendo hiriente y calificado bajo las etiquetas de la discriminación y de discurso de odio, debido a que se les ha dicho que son víctimas con el solo hecho de haber nacido. Estos grupos anteriormente mencionados, te dicen que eres oprimido por todo tipo de sistemas y te hacen sentir un ser que puede cambiar el mundo y acabar con las injusticias que aquejan a tu comunidad, pero lo único que están haciendo es convirtiéndote en un idiota útil a sus causas dogmáticas. Siembran un discurso autoritario donde el moralismo es su pasquín oficial y cualquiera que se atreva a contradecir sus “argumentos” deberá ser censurado; anulando así una de las libertades individuales más importantes en la vida del ser humano, la LIBERTAD DE EXPRESIÓN; y es gracias a esto que llevan una ventaja en el ámbito de la batalla cultural… Han logrado acaparar los medios de comunicación con sus discursos de “diversidad” y de igualitarismo camuflados en una falsa “igualdad”, recordemos que no es lo mismo la igualdad ante la ley, que la igualdad mediante la ley… Lo más paradójico es que a los ya mencionados movimientos, se les han unido prestigiosas marcas comerciales con fines netamente económicos, mercantilizando así sus movimientos.
La Real Academia de la lengua Española (RAE) define el moralismo como: “Exaltación y defensa de los valores morales”, pero esto deja muchas dudas, como por ejemplo ¿Quién implanta dichos valores morales? ¿Quién dicta las normas para que algo sea bueno o malo? Etc. En el sentido común se entiende el moralismo como un juicio de valor propio e individual creado a partir de nuestros valores y creencias, por ende, este no es una construcción social o cultural, sino por el contrario una construcción individual formada a través de experiencias propias. Pero el problema aquí no es si los demás piensan igual que yo, o no; el problema es que dichos grupos radicales están hegemonizando la moralidad bajo un pensamiento único, llevándola a su propio campus como si tuvieran una vara con la cual la midieran; lo que quiere decir que si tu punto de vista es contrario al que ellos están tratando de instaurar, de inmediato eres señalado y atacado visceralmente por este grupo de “ofendiditos” cual si fueran animales carroñeros, y sin que lo percibas te van formando una especie de bloqueo mediático, acorralándote poco a poco hasta que tu raciocinio se acople a su moda, lo cual es totalmente reprochable ya que impide un dialogo racional. Es tan estúpida e ilógica esa actitud, que así tus argumentos estén basados en evidencias científicas y lógicas, con el solo hecho de llegar a “herir” sus susceptibilidades, las respuestas de ellos siempre serán apelar a argumentos de tinte sentimentales y te pondrán cualquier cantidad de epítetos y fobias inexistentes las cuales te harán ver como un monstruo social ante el mundo.
La libertad de expresión no siempre es consecuente con el respeto hacia el otro, ya que dicho valor ético es muy subjetivo, cualquier persona se puede sentir irrespetado por todo lo que no considere “injusto” y más si atacas directamente a su ego. El hecho de ahorrarse un argumento, porque puede derivar en una ofensa sobre la otra persona es del todo hipócrita, la corrección política nos ha hecho pensar de que es mejor callar a expresarnos libremente, tal y como somos; la prioridad no debe ser el qué dirán o ponerse caretas alegando ser “buenas personas”, simplemente si algo me incomoda o me molesta yo estoy en mi derecho de decirlo, sin maquillaje y sin arreglos dialecticos para que no lastime a unos pocos, eso sería renunciar a la esencia propia del ser humano y al libre desarrollo de la personalidad, no tenemos por qué fingir una falsa empatía cuando no la sentimos… Eso sí, tenemos que tener en cuenta que si hacemos una declaración o afirmación que comprometa el buen nombre de quien acusamos, debemos afrontar las consecuencias legales que esto pueda generar, es por eso que la libertad de expresión, como cualquier otra libertad debe ejercerse con responsabilidad.
Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa