Desde tiempos inmemorables escuchamos a bombos y platillos que las universidades son un lugar de expresión y pluralidad de voces; y está perfecto es lo que debería ser, cada uno puede tener distintas opiniones sobre eso, lo cual, nos abre otro debate. ¿Debería haber requerimientos al menos para que una agrupación milite en tal facultad o debería ser algo tipo “laissez faire”? y dejar atrás cualquier cuestionamiento, después de todo, son de los estudiantes para los estudiantes.
Si bien el “gremialismo” universitario hay que reconocer, nos viene bien a todos, pero… ya todas las agrupaciones lo hacen, entonces ¿Qué queda para una nueva? Aca es donde el supuesto incognito desaparece, si no se puede hacer una se hace lo otro y ¿Qué es lo otro?, básicamente la representación de esos valores que las agrupaciones dejaron atrás (si es que alguna vez la tuvieron) y hoy son nada más que una fotocopiadora de un discurso que en mayor o menor medida son de izquierda.
Si bien el apoyo de los estudiantes es crucial para una agrupación, cualquiera puede apoyar a cualquiera sin miedo, o al menos debería ser asi; en las universidades Argentinas ser de derecha/liberal es pecado, tanto como para que los afines a esto no militen o tengan que falsear su pensamiento apoyando al el PJ o la Franja Morada (comprueben ustedes mismos a estos que dicen ser enemigos y en la practica son los mismo pero de diferente color) por miedo a ponerse a un profesor en contra y no aprobar más una materia. Ósea con esto estamos llegando a un nivel de fascismo increíble, como podes desaprobar a alguien por que piensa diferente, y si ese no fuera el caso, como explicarías que los alumnos llegan con ese pensamiento a la mesa de examen o ni siquiera eso, a las clases mismas indicando asi la hostilidad hacia el liberalismo pero sigamos condimentando, autores liberales tenemos una cantidad enorme y de excelente calidad; vayan a las agrupaciones dominantes o hasta la misma biblioteca de la facultad y busquen libros de dichos autores, observen el desfasaje que hay en cantidad con respecto a autores como Gramsci, Marx y Engels, Foucault, etc., es abismal, con nuestros impuestos pagamos la discreta censura ideológica hacia los estudiantes y aumentamos la predominancia de un pensamiento único, todo muy tranquilo ¿no?
Por eso y retomado la introducción las agrupaciones universitarias como UPAU (Unión Para la Apertura Universitaria) de la cual formo parte, tiene hoy la responsabilidad de empoderar a los estudiantes entrantes y los que ya están de levantar la bandera liberal en las universidades sin importar los avasallamientos y terminar con la embestida ideológica que juega con lo mas preciado que tenemos todos y es el tiempo; toda persona tiene derecho a mostrarse tal cual es y no tener que sufrir la más patética humillación de ponerle del lado de los que no son afines a su pensamiento para no ser desaprobado o señalado por profesores y “compañeros”. El fin de una agrupación que confronte el status quo mas allá de la ya dicha, y el clásico “gremialismo” universitario, es acercar el liberalismo a la tierra, en el día a día, sentarse a charlar y discutir con todos los colores, decir no cuando en las asambleas se votan mociones que explayan a un más la hegemonía antiliberal y proponer un camino de libertad, respeto y coherencia que tanto le falta a la Argentina
En un año que se avasallaron las libertades y con el miedo se doblego a una población, los estudiantes se levantan una vez más, donde ahora cada vez que un exponente liberal habla todos hacen silencio, ¿magia? No, coherencia, esa que la gente añora, pero no busca, pero esa por la que los jóvenes hoy luchan y están cansados de que un grupo de gente se sienta en el “libertinaje” de decirles que hacer y como pensar. Atentos porque esto se viene lindo, en los próximos días se sabrá más y el grito liberal que ya se hace escuchar, llega a su campo de batalla preferido.
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