Desperté, agarré el celular y leí un post sobre “la democracia” . Me surgieron varias preguntas: ¿La democracia realmente nos condiciona? Después de analizarlo, llegué a la conclusión de que sí, la democracia nos condiciona y, en muchas ocasiones, también nos abandona.

Me pregunté: ¿La democracia es un conflicto o una negociación? Desde mi perspectiva, más que un proceso de negociación, parece un conflicto disfuncional que, debido a diversos factores negativos, termina fracasando. Un claro ejemplo de esto es lo que ocurrió en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, que han sido abandonados por la democracia y hoy sufren bajo tiranías socialistas.

La democracia, en muchos casos, nos lleva a perder la vida por el simple hecho de “defenderla”. Pero, ¿realmente vale la pena luchar por una idea que carece de cuerpo y, muchas veces de moralidad? Esta misma idea nos empuja hacia la persecución por el simple hecho de pensar en libertad. En algunos casos, la democracia nos condena a la muerte, o nos hace esperar la llegada de ese desenlace. 

Entonces, me pregunto: ¿seremos verdaderamente libres algún día? Creo que sí. Pero para lograrlo, no necesitamos acudir a una urna para elegir entre opciones que nos mantienen atados a un sistema que nos limita. Solo espero que algún día se cumpla el sueño de muchos: ser realmente libres.

¿Tendrá razón Hoppe? cuando dice: La democracia no tiene que ver con la libertad, la democracia es una forma suave del comunismo…, en su obra “Democracy: The God That Failed”, plantea una crítica radical a la idea tradicional de que la democracia es sinónimo de libertad. Para Hoppe H., la democracia, al igual que el comunismo, se basa en la idea de que el poder y los recursos pueden ser distribuidos y controlados colectivamente, lo que inevitablemente conduce a la violación de los derechos individuales. En su visión, la democracia permite que las mayorías impongan sus decisiones sobre las minorías, creando un sistema de “redistribución forzada” que no respeta la propiedad privada ni la autonomía personal. Mientras que el comunismo lo hace de manera directa y agresiva, la democracia lo hace de forma más sutil, pero igualmente dañina, al legitimar la intervención estatal en casi todos los aspectos de la vida. Hoppe defiende que las verdaderas soluciones para preservar la libertad residen en los acuerdos voluntarios y en un sistema de propiedad privada, alejados de cualquier forma de control estatal.

Por otro lado, tenemos la serie Malcolm el del Medio (T6-E7), en la cual se desarrolla una elección escolar. Esto proporciona un contexto en el que Dewey, el hermano menor de los cuatro, utiliza la siguiente frase: “Los votantes no leen, no piensan por sí mismos, se dejan llevar por lo último que escuchan sea cierto o no, la democracia es un fracaso…las personas son idiotas”. Resaltando esto último nos lleva a entender a Hoppe en su exactitud.

No existe, y no deberíamos decidir quién destina el proyecto de vida que tenemos. Cristiano Chiocca, uno de los fundadores del Instituto Mises Brasil, se expresa de la siguiente manera en “Conversa Paralela”: “Quien dice que la seguridad de mi familia debe estar en el destino del parlamento…los políticos no deben tener interferencia en las decisiones del individuo y sobre la propiedad de los individuos.”

Para no quedar como un reaccionario social, me baso en Hoppe. Si bien él no apoya la monarquía en el sentido tradicional, argumenta que un monarca hereditario con interés en el largo plazo y en la preservación de su propiedad sería preferible a un político “democráticamente correcto”. Además, propondría una alternativa como la interacción entre individuos y comunidades, que estaría regulada por acuerdos y contratos voluntarios.

La crítica a la democracia como un sistema que puede violar los derechos individuales plantea una reflexión importante sobre la relación entre poder y libertad. La falta de pensamiento crítico entre los votantes sugiere que la democracia, lejos de ser una garantía de justicia, puede llevar a decisiones que afectan negativamente a las minorías. Esta situación resalta la necesidad de centrarse en la autonomía personal y la propiedad privada, argumentando que la seguridad y el bienestar deben estar en manos de los individuos, lejos de la intervención estatal. En conjunto, estas ideas sugieren que la verdadera libertad radica en acuerdos voluntarios y en la capacidad de las personas para tomar decisiones sobre sus propias vidas, cuestionando así la efectividad de la democracia como garante de la libertad.

Referencias bibliográficas: 

Brasil Paralelo (2024, Octubre 15). ANARCOCAPITALISMO | Conversa Paralela com Cristiano Chiocca e Peter Ancapsu. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=LOxmGLQWaYA

Hoppe, H. H. (2001). Democracy: The God That Failed: The Economics and Politics of Monarchy, Democracy, and Natural Order. Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute

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