La indiferencia es abulia, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Antonio Gramsci
Al adaptarnos a las expectativas de los demás, al tratar de no ser diferentes, logramos acallar aquellas dudas acerca de nuestra identidad y ganamos así cierto grado de seguridad. Sin embargo, el precio de todo ello es alto. La consecuencia de este abandono de la espontaneidad y de la individualidad es la frustración de la vida. Erich Fromm
Por: Gelo Wayar
De un tiempo a esta parte, la figura filosófica y, especialmente, política del “liberalismo” ha crecido en importancia en el ideario colectivo latinoamericano; se escuchan con mayor frecuencia puntos de vista liberales sobre los problemas económicos y sociales latinoamericanos. Los cuales, causando gran controversia en muchos aspectos, se caracterizan por su defensa de la libertad individual, el libre mercado, la tolerancia, el derecho a la libre expresión y un ejercicio individual y pleno de los derechos democráticos frente a una corriente colectivista, que ya sea de derecha o izquierda, pretende un Estado más grande y/o más fuerte y, con ello, un mayor control de la vida del individuo.
Del mismo modo, y por lo general, desde grupos de seguidores de la derecha conservadora, producto, ya sea de su propia ignorancia de los principios liberales o de sus principios éticos antiliberales, han surgido críticas contra el actuar de los liberales por no “pactar” y unirse con la tradicional oposición a los gobiernos de izquierda que detentan el poder. Tal es el caso en específico de Bolivia, donde, personas que adhieren a la tradicional oposición al Movimiento al Socialismo (MAS), acusan a los liberales de poco prácticos y de incurrir en un grave error al no conformar parte de una super coalición contra el MAS, incluso, en el papel de víctimas, nos alegan la culpa de una posible futura pérdida electoral y, en consecuencia, de la desgracia de esta “gran” república.
Por tal motivo, cabe la necesidad de escribir el presente, en respuesta a las cómodas críticas realizadas por ese opositor típico boliviano, donde se expondrán las razones por las cuales, en Bolivia y con la coyuntura dada, un liberal –que respeta los principios fundamentales del liberalismo- no puede pactar con la tradicional oposición al MAS, ni con ningún grupo o partido que pretenda negociar sus principios y no adhiera a los fundamentos del liberalismo.
Dicho lo precedente, ¿Qué es realmente el liberalismo? Pues este debe ser comprendido, en primer lugar, como una ideología/filosofía política, la cual se desprende un cuerpo filosófico y doctrinario con bases éticas en el individuo.
1.No se entienda que en otros países un liberal si podría pactar con la oposición a un gobierno de izquierda. Debe entenderse que los motivos por los cuales un liberal en Bolivia no debe pactar con la oposición al masismo se encuentran fundamentadas en la realidad boliviana. Por lo general y salvo algunas excepciones, en virtud a los principios expuestos en el presente, un liberal no podría pactar con la izquierda, la social democracia, ni con la derecha conservadora, pues estaría violentando sus propios principios.
Esta ideología lo busca, en palabras sencillas, es el pleno desarrollo del individuo. Por lo cual, estructura sus principios éticos en la propia humanidad e individualidad de cada una de las persona; es decir, en el reconocimiento del valor individual que cada uno tiene por el simple hecho de “ser” persona, debiendo, en consecuencia, reconocer el valor y la individualidad que las demás personas tienen, igualmente, por el mismo hecho de “ser” persona. De este modo, un liberal reconoce como valor fundamental el derecho que cada individuo tiene de desarrollar su vida de la mejor forma que vea conveniente, sin que ello signifique, por su puesto, que alguien pueda decidir coactivamente sobre la vida de otras personas. Es así que para el profesor Juan Ramón Rallo el liberalismo es, esencialmente, una “filosofía política con principios generales muy concretos dirigidos a alcanzar un fin bastante específico: proteger la libertad de cada persona para escoger cómo desea vivir su vida”.
Entonces, podemos afirmar que el liberalismo se caracteriza por poseer principios de aplicación general, es decir, no se preocupa por regular la vida del ser humano de forma específica, sino, por el contrario, pretende reconocer una serie de principios de aplicación general que buscan proteger la libertad individual frente a toda coacción, provenga esta del Estado, de algún colectivo o cualquier persona. Razón por la cual, en una democracia liberal, por ejemplo, lo que decida la mayoría no puede violentar, bajo ningún pretexto, la libertad individual de ningún individuo; ningún colectivo, aun así sea este la mayoría, no pueden estar por encima de ningún individuo.
En este orden de ideas, comencemos por mencionar en forma sucinta las principales críticas que se realizan comúnmente contra el liberal: (i) Si no se logra una super coalición con los partidos tradicionales de oposición, el voto se dispersará, allanando el camino al MAS a un nuevo gobierno. (ii) El enemigo de Bolivia es el MAS, razón por la cual no tiene sentido y es un error práctico criticar al candidato opositor que se encuentre segundo en las encuestas, pues, por más que se equivoque, ello solo le quitará votos, allanando, nuevamente, el camino al MAS a ganar las elecciones. Y, finalmente, (iii) Se debe pensar en el país-región, la familia y en el bien común, el proceder de los liberales es egoísta, pues estos sólo contemplan sus principios y propuestas, no ceden ante la necesidad de un cambio político en Bolivia.
Comencemos con el primero: (i) La democracia consiste, justamente, en la posibilidad de participación política en la toma de decisiones de un país, por parte de todos los grupos políticos y no políticos del mismo; la democracia busca ese escenario donde confluye la pluralidad de opiniones, en consecuencia, de agrupaciones. Por lo tanto, pretender incorporar, bajo chantaje, en un solo grupo político a grupos ideológicamente muy diferentes, aparte de ser totalitario y anti democrático, es un imposible y absurdo práctico. Veamos las razones: por un lado, sabemos que entre los grupos que conformarían la super coalición se encuentran socialdemócratas, conservadores, liberales y nacionalistas. Entre todos ellos, existen diferencias ideológicas irreconciliables, no soleen las propuestas que pueden presentar, sino, esencialmente, en la toma de decisiones gubernamentales, lo que conllevaría, a una evidente inviabilidad práctica del gobierno.
Existen autores que pretenden hacer una diferencia entre nacionalistas y patriotas, alegando que estos últimos no serían estatistas. Esto es un despropósito, pretender que alguien que se denomina así mismo como “patriota” en razón de que ama su patria y su cultura y que, al mismo tiempo, alegue que no quiere usar la fuerza coercitiva del Estado en pro de su patria y su cultura es, en la práctica, una falacia.
Lo que generaría un sin fin de problemas que, claramente, solo agravarían la seria y compleja crisis económica y social que tiene Bolivia, problemas que, como ha de saber uno, serán usados como propaganda por parte del MAS, como si estos fueran parte del gran fracaso de la oposición neoliberal y de derecha.
(ii) Ya se dijo que la diferencia con los demás partidos de oposición es una diferencia de principios, en consecuencia, es una diferencia ética. Por lo que, para los liberales, cohibir un derecho tan importante como el de libre expresión, no es ético, pues lo que se encuentra mal, mal está, es una realidad que debe ser señalada sin ninguna clase de miedo a represalias que pretendan acallar el derecho a la libre expresión. Al mismo tiempo, se podría entender que lo que busca la oposición es el poder a toda costa (sacar al MAS del gobierno), siendo necesario al respecto comprender que un liberal, en función de sus principios, no busca el poder por el poder, sino, por el contrario, lo que busca es la reducción, limitación y control del poder en beneficio de la libertad del individuo.
En ese sentido, es menester aclarar que el enemigo de Bolivia (si es que existe uno), no es el MAS el único, sino, también, por un lado el político que sin escrúpulos negocia sus principios con el único objetivo de acceder y/o incrementar su poder, aspecto que para un liberal es antiético e inmoral y, por el otro, el votante que pide una mayor intervención del Estado en la vida del individuo.
Analicemos ambos:
Finalmente y en virtud a lo analizado, se debe señalar que un gobierno social demócrata, de derecha, conservador y/o patriota es igual de nocivo para el país que un gobierno del MAS. Muchos podrán decir que no existe gobierno más nefasto que el del MAS y, si analizamos solo la bajeza ética y moral de sus miembros y sus consecuencias, podría ser cierto. Sin embargo, ya hemos sido testigos de lo que sucede cuando un gobierno no liberal asume el poder, el gobierno de transición liquidó la lucha de los 21 días de la ciudadanía y, de haber salido electo Carlos Mesa el 2020, no solamente la crisis económica sembrada por el MAS le hubiera estallado en plena gestión, pues sus propuestas económicas eran nefastas, sino que se hubiera utilizado ese evento como precursor de la campaña electoral del MAS y siendo ingobernable este país en consecuencia, hubieran vuelto al poder con mayor fuerza que la del 2020.
Entonces, para concluir, las diferencias entre los liberales criticados y el resto de la oposición Bolivia es una diferencia de valores y principios éticos, donde, en virtud de ello, no es ni ético ni materialmente posible negociarlos. Por lo tanto, y como se ha demostrado en el presente, debemos concluir señalando y condenando la hipocresía de quien critica a un liberal por no pactar y afirmar, como la realidad lo demuestra, la superioridad ética, moral e intelectual del liberal para con el resto de las opciones políticas en Bolivia y, por último, como afirma Enrique Fernández García, “deseo estar lejos de la corrección política, esa estupidez que se suele imponer bajo pretextos democráticos.
Bibliografía:
FERNANDEZ, Enrique. Instigación a la rebeldía. Editorial El País. Santa Cruz de la Sierra – Bolivia. Año: 2012. P. 18.
RAND, Ayn. Filosofía ¿Quién la necesita?. Grito Sagrado Editorial. Buenos Aires – Argentina. Año: 2009. P. 99.
RALLO, Juan Ramón. Liberalismo. Los 10 principios básicos del orden político liberal”. Ediciones Deusto. Barcelona. Año 2019. p 8.