El problema con Greta
La discusión es quizá una de las mejores experiencias que poseemos con seres gregarios. Sin embargo, su condición de posibilidad se ve reducida cuando el odio se convierte en una variable de expresión en la materia comunicativa. Las palabras de Greta Thunberg representan esta situación.
Brian Frojmowicz Coordinador Eslibertad, estudiante de Ciencias Políticas de Universidad del CEMA. |
El debate ecológico es serio. Existe, es un hecho, sus posiciones son variadas. En la misma ciencia hay disensos. Hay deforestación, hay contaminación, hay especies que se están extinguiendo. Ahora bien, los conflictos se deben abordar en principio bajo la premisa de conmensurabilidad de posiciones (si se quiere debatir en serio). El discurso de Greta fue una expresión de lo contrario. Odio, resentimiento, inconmensurabilidad.
Ella es el síntoma de una construcción que se viene dando en la juventud, una esencia dialéctica en el ámbito de la palabra. El discurso de Greta expone a una persona que arroga la representación de la juventud mundial, su voz sería la expresión explícita de la voluntad juvenil o así lo reflejan los medios de comunicación. Cualquiera que se oponga es representante del capital financiero y multinacional, es negador del cambio climático y derechista, racista en resumen una basura humana.
Ellos mismos lo dicen que el conflicto es su llave de construcción, no entienden el disenso como posibilidad de resolución dialógica de las diferencias entre los seres humanos. Es una alegría que existan estas etapas de la subjetividad humana, que aburrido sería el mundo si todos fuésemos iguales, monótonos e idénticos. La clave es la solución, entender al conflicto en términos violentos, en términos de protestas cargadas de odio y de imposibilidad de la palabra entre seres humanos, nos condena a la tragedia de la violencia eterna.
La activista sueca afirmó: “Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y sin embargo, soy de los afortunados, la gente está sufriendo, la gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando, estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?”
El discurso progresista la aclama entre aplausos. Una interesante reflexión me viene a la cabeza, si a ella con 16 años y viviendo en Suecia se le han robado los sueños y su infancia, que pueden decir los venezolanos que viven en un régimen autoritario hace más de 15 años. Hambre, desesperación reinan en Caracas, Represión política y no existencia de libertad de expresión.
Si las palabras vacías aterran a Greta, ni me imagino que pasará en Cuba con 60 años de dictadura atroz. Con un régimen de partido único, economía atrasada y destrucción de toda idea de libertad individual sin olvidar a los líderes y burócratas enriquecidos.
Los mismos sectores que mitifican a la pequeña activista, callan ante el totalitarismo castrista y la dictadura chavista. Los mismos que hablan de la “explotación capitalista occidental”, usan al asesino Guevara en sus remeras. Es muy impresionante como las fotos se le sacan a Greta con Iphones. ¿En qué sistema han sido producidos? ¿Con qué materiales se produce? La hipocresía del hippie con OSDE, del socialista en Nueva York.
La racionalidad se termina cuando ella te propone que: “No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico”. La herramienta es la emocionalidad, nos propone que vivamos en nuestra humanidad sea definida en términos de pánico y desesperación. Al Gore también dijo una verdad incómoda (el nombre de su documental) y sus predicciones terminaron en la nada sin negar los cambios en el ambiente.
Greta no es una activista independiente, se ha mostrado ya cómo determinadas empresas la han financiado en su actividad. Se la quiere pintar como una chica que se rebela contra el “gran capital” pero el capitalismo la financia en sus aspiraciones. El problema radica en que dichos grupos quieran tener prebendas estatales en vez de competir en el mercado y la usen a la chica como elemento de marketing.
Los ambientalistas asumen al ambientalismo como enemigo del capitalismo. Quien quiera proponer una visión sincrética, quien quiera exponer sobre la privatización de los recursos naturales, quien expresa que la tragedia de los comunes y el problema de la intertemporalidad no le escapa a los bosques y los elefantes, no tiene derecho a hablar. Ellos poseen el monopolio de “lo ambiental”.
La nueva hegemonía que se viene construyendo nos debe hacer pensar, supera al socialismo y al capitalismo. Es un dilema de humanidad. ¿Somos capaces de una actitud racional (en términos de Popper en Utopía y Violencia) o escribiremos discursos y diremos palabras donde la violencia es un fin en sí mismo? Pueden estar en desacuerdo con todo lo expresado.
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