Es innegable que los avances científicos en las áreas de genética y embriología nos han dejado sumamente claro un hecho, ¡La vida humana comienza desde la concepción! Por lo tanto, considero innecesario abordar la defensa de la vida humana desde la ciencia moderna, al menos en este artículo. Partiremos entonces desde la filosofía e intentaremos abordar algunos argumentos en contra del aborto.
Es de conocimiento público que el debate sobre el aborto, es uno de los más polarizados y persistentes en la sociedad contemporánea. Hay aquellos que defienden el aborto centrandose en la autonomía de la mujer, sin embargo tambien existimos quienes nos oponemos al aborto presentando una gran variedad de razones científicas y filosóficas. Como ya mencioné, en este caso enfatizaremos desde la filosofía, la moralidad y la dignidad inherente de la vida humana desde la concepción, explorando algunos de los argumentos más sólidos y bien fundamentados contra el aborto, analizando sus premisas y su estructura lógica.
La sociedad occidental ha llegado a grados tan aceptados de escepticismo religioso que, para el hombre moderno, suele ser un tanto anticuado y de poco valor afirmar que la vida humana, a diferencia de la vida del resto de los seres vivos, es especial de una forma que trasciende lo común, y por ende, posee alguna especie de conexión divina. Como consecuencia de esto se ha reemplazado ampliamente la influencia de Dios y los conceptos que de él se desprenden por nociones que pretendiendo gozar de cientificismo y lógica son trasladadas a la política para su puesta en práctica, dotando así de características religiosas a ideas e instituciones que influencian o rigen la vida del hombre moderno, por ejemplo:el hombre ha dejado de buscar a Dios en los cielos y ha comenzado a adorarlo en la forma del estado, dando así más valor al poder político y sus instituciones que a la fe y los principios morales.
Esto conecta directamente con nuestro primer argumento. Santidad de la vida humana, cuya premisa postula que, el aborto es inmoral porque viola el principio de la santidad de la vida humana. Este argumento sostiene que, desde la concepción, el embrión o feto es un ser humano con potencialidad completa de vida. Muchos filósofos y teólogos, como Tomás de Aquino, sostienen que la vida humana es sagrada desde su inicio debido a su naturaleza intrínseca y su capacidad para desarrollarse en una persona racional y moral. Aquino afirmaba lo siguiente: “La vida humana, siendo un don divino, debe ser protegida desde su inicio. Interrumpir deliberadamente ese proceso es una violación del orden natural y divino”.La santidad de la vida humana ha sido, y continúa siendo, un principio moral fundamental en muchas tradiciones filosóficas y religiosas. Como podemos ver, este principio sostiene que toda vida humana tiene un valor intrínseco y no debe ser terminada arbitrariamente.
El concepto de la santidad de la vida está profundamente arraigado en la ética judeocristiana, que ha influido en gran parte de la filosofía moral occidental. Incluso desde una perspectiva secular, vale la pena citar a Immanuel Kant, quien afirmaba que: “Siendo un fin en sí mismo, cada ser humano es único y no puede ser sustituido por nada ni por nadie porque carece de equivalente. No posee un valor relativo, un precio, sino un valor intrínseco llamado ‘dignidad’”. De esta forma, Kant argumenta que cada persona es única y valiosa por sí misma, y no puede ser comparada ni reemplazada por otra cosa o por otra persona. Esto se debe a que cada ser humano tiene un valor especial, por ello la vida humana debe ser respetada.
Peter Kreeft, filósofo católico y apologista, apela al imperativo categórico de Kant al presentar su argumento contra el aborto, utiliza un enfoque dialógico y filosófico empleando el conocido método socrático en su obra The Unaborted Socrates. Allí presenta la siguiente premisa: “la vida humana tiene valor intrínseco desde el momento de la concepción, y por lo tanto, el aborto es moralmente incorrecto”. Kreeft resalta que el embrión humano, desde la concepción, es un ser vivo con una naturaleza humana específica, y añade que, biológicamente, no hay un punto claro después de la concepción que marque un cambio en la esencia del ser humano y que las características fundamentales que definen lo que es un ser humano están presentes desde la concepción, aunque no completamente desarrolladas.
En contraposición, algunos autores, como el afamado escritor de Liberación animal, Peter Singer, argumentan que el feto no posee conciencia ni una vida independiente y, por lo tanto, no puede ser considerado un ser humano con pleno derecho. Sin embargo, desde el argumento de la santidad de la vida, debemos contraatacar diciendo que la potencialidad de desarrollar estas características es suficiente para conferir valor moral y que, por lo tanto, dicho argumento no es válido para definir si el no nacido tiene o no derecho a vivir.
Los demás argumentos son expuestos en la segunda parte de este artículo: