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Caudillismo como norma consuetudinaria.

“La libertad inglesa existe en sus costumbres. La esclavitud española existe en sus costumbres. Es tan difícil extinguir la una como la otra. Una carta que declarase esclava a la Inglaterra sería tan mala, como otra que declarase libre a la España ” – Juan B. Alberdi: Álbum alfabético, La Moda.


El día de hoy leí este fragmento en “La tradición republicana” de Natalio Botana. En el mismo desarrolla el pensamiento de Alberdi, y como entendía a la costumbre como fuente desarrolladora de las instituciones de un país. El legislador no puede ignorar esto, no puede dejar de lado la idiosincrasia de una sociedad y esperar que sus leyes perduren en el tiempo.

Alberdi entendía a los países como cuerpos vivos, donde las fórmulas preestablecidas y dogmáticas no sirven. Hay que entender de forma individual el funcionamiento de cada sociedad.

Así pensé acerca del concepto de costumbre, preguntándome ¿cuáles son las costumbres argentinas? Y me refiero a la cuestión política o social. ¿Cuál es ese factor sostenido y repetido en nuestra historia, inmerso en el inconsciente colectivo?

Finalmente, tras una tarde entera de reflexión y preguntas, llegó a la conclusión de pensar el caudillismo como máxima expresión de la política argentina.

Esta obsesión por el personalismo está presente desde Rosas hasta el gobierno de Alberto Fernandez. No hay una suerte de lealtad o guía respecto a los partidos, mucho menos a las ideas.

Constantemente se ve una devoción, una necesidad de dependencia hacia un líder. Este es quien debe resolver los grandes problemas. No los individuos, no los partidos que representen determinados valores. 

Algunos dirían que el elemento distintivo sería el populismo. Sin embargo creo que este es en realidad efecto colateral del caudillismo como forma de mantener su poder.

Otra cuestión es la grita, aunque ocurre lo mismo. Cuando la fe ciega y el mesianismo es depositado en el líder, necesariamente todo discurso contrario será apasionadamente atacado. La polarización es inevitable.

Obviamente hay cambios. La aparición de los medios masivos de comunicación y la información al alcance de la mano obliga una participación más activa por parte de nuestros caudillos. Estos necesitan ser carismáticos y comprometidos con las causas de moda.

Podemos pelear contra nuestra propia naturaleza, modificando compulsivamente nuestra política para que fracase tras algún que otro periodo. Después de todo pensar las instituciones desde un racionalismo intencional es inutil y francés.

Sin embargo, podríamos observar aquí  la costumbre, entender este proceso espontáneo creado a partir del devenir de nuestra historia, y jugar en base a las reglas ya dadas. Mucho ya hemos tratado de cambiar, pero poco hemos usado las herramientas que existen a nuestro favor.


Esta publicación expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente representa la posición de Students For Liberty Inc. En el Blog EsLibertad estamos comprometidos con la defensa de la libertad de expresión y la promoción del debate de las ideas. Pueden escribirnos al correo [email protected] para conocer más de esta iniciativa.

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